miércoles, 5 de mayo de 2010

Trapitos al sol en altamar 1

Así es, se ve que no entendí nada de nada. Mi paso por Buenos Aires fue corto, y ahora empiezo otra vez una nueva etapa…

Domingo 01-06-08

¡Qué prolijidad eso de empezar a escribir un primero de mes! ¡No me suele suceder!
Cada vez me gustan menos las despedidas, sobre todo en el aeropuerto. Es como los entierros, ya se fue y ya se fue…¡y punto!
Anoche en casa se extendió más de lo pensado. Sábado a la noche, quizás por eso. Vinieron algunos amigos, tomamos algo y terminé yéndome a la cama como a las 5 am. Arrastrando resaca del día anterior y con una mezcla de alegría, nervios, excitación y tristeza, mi estado de hoy no es el más óptimo.
Para terminar el tema “Buenos Aires” y tratar de dejar todo atrás junto con el despegue, debo decir que me quedé bastante melancólica con el tema “Saliente”. La historia terminó con un encuentro semi -pasional unos días antes del viaje y un mensaje de texto la noche anterior, diciendo que no podía hablar conmigo. Lo entiendo. No se hasta que punto, pero lo entiendo. Realmente lo quiero muchísimo, y lo aprecio un montón como persona, pero ya está. Tema que quedó aparcado en el aeropuerto y que si Dios quiere retomaré cuando vuelva.
Solo me queda transcribir las palabras que le escribí después de esa noche en la que finalmente entendí la diferencia entre tener sexo y hacer el amor.

Mi mirada en tu mirada,
atravesando tus ojos.
Tu alma frente a mi desnuda
sin pudor de su despojo
encendió el deseo latente
de querer estar más que a tu lado
y no pude al tomar tu mano
mantenerme indiferente.

El calor de tu regazo
y el olor de tu perfume
se metieron en mi cama para que el frio se esfume.

Ambos huyeron de prisa
sin dejar por la mañana
más rastros que mi sonrisa.

¿Y si en verdad ni nos vimos?
¿Y si ese abrazo fue solo en mi mente?
¿Cómo es que yo desde entonces
miro al mundo diferente?

Si tu sigues tu camino,
(de mi, cada vez más lejos)
Mientras mi mundo gira en tu entorno
y nada es más que tu reflejo…


Ahora si, ¡mucho mas liberada! Ya puedo meterme de lleno en el viaje. ¡Como extrañaba escribir!
Esta vuelta todo fue diferente. Empezando por los pantalones bali de rayitas que los dejé en casa. ¡Nooo! Esos pantalones me acompañaron en todos los viajes. Caminan solos. Son capaces de recorrer Nueva York o Sardegna, conocen todos los aeropuertos, están en todas mis fotos….a esto me refiero cuando digo que odio las despedidas. ¡Snif! Además soy media cabulera, por lo que si algo sale mal, ¡ya tengo a que atribuírselo!
Hice la valija ayer a la tarde, con Pili que me ayudaba. Chiquita, pesa 17 kg y llevo 3 kg de yerba: eso es lo bueno de viajar al verano ( y mejor aún, saber que voy a estar de uniforme todo el día!).
¿Ya les dije cual es el destino? Vuelo a Atenas, donde me voy a embarcar en un Crucero Español que va desde Grecia hasta Venecia, parando en Croacia y en tres de las islas griegas.
No soné en el aeropuerto, pero por las dudas me palparon igual (¿habrá sido por portación de cara?). Llegué a la puerta para embarcar justito, y antes de que el avión despegue (con una hora de atraso), yo ya estaba durmiendo.
¿Asiento? 38 B. Le pedí ventanilla, pero me parece que la “B” no es “V” porque caí en el medio de la fila de tres. Cariñoso el tema, ¡apretadito!
Tengo tanta tarea para hacer, cosas para leer, también quiero descansar, y encima tengo pantallita. Creo que no voy a llegar a la peli esta vuelta.
¿Objetivos del viaje? Divertirme (con no sufrirlo me alcanza!), aprender, aprender todo lo que pueda, juntar plata si es posible y tratar de definir que es lo que quiero hacer de mi vida. ¿Será mucho pedir?
La gente de Alitalia me desconcertó: me cambiaron de “¿pollo o pasta?” a “¿carne o pescado?”, se ve que ellos lo de la pasta lo dan por sentado.
Me comi hasta lo que no había. Panza llena y corazón contento me disponía a empezar a hacer mis tareas, cuando de pronto me sonó el teléfono: (¡ya se que no se puede tener celular en el avión, no era el celu, era el propio teléfono del avión!) , y del otro lado, una voz que me decía: “ ¿Tere sos vos?”. ¡Eso si que no me había pasado nunca!. Cuando me di vuelta, sobre el otro lateral del avión, dos asientos más atrás, me saludaba Santi, un compañero de la facu que no veía hace años. ¡Qué chico es el mundo Dios!. Nos juntamos a tomar una coca atrás y nos charlamos todo: él iba rumbo a España a trabajar, los dos parábamos en Madrid, pero él combinaba para seguí a Mallorca y yo tomaba otro vuelo hasta Atenas.
Después de tremenda charla me volví al asiento a terminar mis deberes. Me tocó la peli: dramón de Holliwood, me lloré todo. Escuché un rato de música, y le pase por arriba al jovie de al lado doscientas veces. Dormía tan profundo que nunca se enteró.

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