martes, 29 de marzo de 2011

Un cuento para Wilson...

Vivian en un mundo paralelo, el mundo secreto de los principes y las hadas. Alli todo era de cuento, claro, pues esa era la funcion de aquellas tierras: recibir a los niños dormidos, para pasear en sueños por un lugar lleno de magia y fantasias.

El mundo de los principes y hadas cumplia esa funcion durante las noches, a veces, muy esporadicamente, un ratito tambien por las tardes, cuando los mas pequeñitos daban un paseo veloz en la hora de la siesta. Cuando no recibian visitas, aquel era un lugar corriente, muy pintorezco por cierto, donde los habitantes iban a la plaza, lavaban sus trajes de nobles, visitaban amigos o iban a conciertos. Un pueblo como cualquier otro.

Habia algunas reglas en aquel mundo distante quer eran claras e iguales para todos. No importaba si eras Rapunzel, Blanca Nieves, Peter Pan o Fiona: en aquel mundo lleno de amor, estaba prohibido enamorarse. Habia quienes habian nacido ya en pareja, claro, por ejemplo Shrek y Fiona; no habia problema con ellos. Pero quien habia llegado alli solo, asi debia permanecer.

En algun punto resultaba entendible. Imaginen a Peter Pan de la mano con Caperucita Roja, muchos niños hubieran entrado en estado de crisis al verlo, pero en este caso ellos no eran personajes famosos, nadie jamas los hubiera reconocido, y no pudieron evitarlo.

El era un principe del cuento de Aladdino (nunca supe bien donde quedaba aquello) pero se que tenia una increible habilidad para la percusion -quizas Africa, Marruecos o Arabia-. Surfeaba por los aires con su alfombra voladora, contemplando todo desde lo alto.

Ella era un princesa polaca de la que nadie sabia demasiado. Se comentaba que habia sido secuestrada por piratas corsarios y viajado alrededor del mundo como su prisionera. Çera por eso que jamas se aferraba a nada, estaba habituada a dejarlo todo de la noche a la mañana. Se la veia pasear por su mundo de fantasia con la maleta a cuestas, por si caia nuevamente en manos de la mafia del mar.

No se como se conocieron, pero si tuviera que describir sus numerosos encuentros tardaria toda una vida. Ya saben como son estos personajes: inmortales.

Quien sabe cuantos años haya durado su romance a escondidas de los ojos del pueblo. Se juntaban a orillas del mar a contemplar las estrellas en silencio, a veces él tocaba los tambores y ella bailaba sobre la arena a su ritmo. Asi pasaron meses, años, tal vez siglos, escondiendo su amor de los ojos del pueblo, de los otros principes y princesas; jugando un juego prohibido.

Los cuentos se seguian escribiendo, y en aquel mundo lejano ya no habia lugar para tanta gente. Los controles de seguridad se pusieron mas estrictos y se aplicaron castigos a cualquiera que rompiera los codigos. La medida mas drastica fue el exilio; la mejor solucion para acabar con la superpoblacion del planeta fantasia. Una vez al mes, a las 2 de la tarde, se juntaba a todos los infractores en la plaza del pueblo. Alli estaba la famosa puerta redonda, que al cruzarla los llevaria directo al planeta Tierra, de donde jamas podrian volver.



Despues de mucho pensarlo decidieron acabar con su agonia. Pusieron todo en juego, lo arriesgaron todo. El Planeta Tierra se veia gigante dede lejos, seguramente fuera aun mas gigante de lo que parecia y no sabian en que parte de el podria “caer” cada uno. No les importó. Sabian que no podian seguir reprimiendo lo que sentian por el resto de la eternidad.

La estrategia resultó casi como lo habian planeado. Poco antes de la noche de Navidad, gritaron su amor a los cuatro vientos y se hicieron ver por las calles besandose y reindo como locos. Unos dias despues, a las dos de la tarde, él cruzó la puerta redonda.

A ella la retuvieron dos años, para que fuera peor el castigo. Después de pasar las terceras navidades sin su principe, atravezó también la puerta.



Solo supe que se criaron muy lejos. Ella jamas conoció su tierra, ni él los pagos de su princesa. Alguien me dijo que volvieron a encontrarse, casi por casualidad, no hace mucho tiempo. Sus almas se reconocieron enseguida, ellos se estar redescubriendo.

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