viernes, 18 de marzo de 2011

Teresita Tucita Capitulo 7- PArte V (x Oscar Garcia)

"...llevate contigo mis heridas avientame y dejame mientras yo contemplo tu partida en espera de que
EL ESTADO DE INCERTIDUMBRE ES UNO DE LOS PEORES SENTIMIENTOS QUE UNA PERSONA PUEDE TENER, CLARO SI A ESO SE LE PUEDE LLAMAR SENTIMIENTO, PUES UNO SE ENCUENTRA FRENTE A UNA DUDA, SORPRESA O PERPLEJIDAD EN RELACIÓN A UNA DETERMINADA SITUACIÓN, UNO ESTA ENTRE LA CONFIANZA, SEGURIDAD O FE EN LA VERDAD DE ALGO, PERO TAMBIÉN PUEDE AFECTAR NUESTRA CREENCIA, O FE, ESTA NORMALMENTE SE CONVIERTE EN MIEDO O EN ANGUSTIA DE ALGO QUE DESCONOCEMOS Y PERCIBIMOS.

AL SALIR DEL LUGAR EN EL CUAL LLEGÓ A HOSPEDARSE, ÉL SE ENCONTRABA JUSTO EN ESE ESTADO EN EL DE INCERTIDUMBRE Y CON ESE ÁNIMO SE DIRIGIÓ HACÍA SU DESTINO, CON SUS MANOS TEMBLOROSAS Y FRÍAS, UNA Y OTRA VEZ VENÍA A SU MENTE LA PRIMERA PLATICA QUE TUVO CON SU AMIGA, QUE POR CIERTO, SE QUEDÓ SENTADA ESPERÁNDOLO EN EL CUARTO EN EL QUE AMBOS SE ENCONTRABAN, A PESAR DEL MOTIVO Y DE LAS CIRCUNSTANCIAS EN LAS QUE SE CONOCIERON ÉL NO PODÍA NI QUERÍA REPROCHARLE NADA, NO OBSTANTE DE TODO, ELLA SEA HABÍA COMPORTADO A LA ALTURA Y CUMPLÍA AL PIE CADA UNA DE LAS COSAS PROMETIDAS.

EN CADA PASO QUE DABA, MIL ESCALOFRÍOS RECORRÍAN SU ESPALDA, ESTABA A SIETE CALLES DE DONDE SEGÚN SU AMIGA LA ANUNCIADA SE ENCONTRABA, ERA VISIBLE, SUS EMOCIONES ERAN ENCONTRADAS, LO ANTERIOR ANTE LA EXPECTATIVA DE SABER CÓMO ERA LA MUJER QUE ESE DÍA TERMINARÍA CON SUS NOCHES DE ESPERA, ZOZOBRA, ANGUSTIA, E INCERTIDUMBRE, PERO TAMBIÉN ESTABA SEGURO QUE SI REALMENTE ERA A QUIEN ESPERA, CON SU LLEGADA POSIBLEMENTE COMENZARÍA EL PRINCIPIO DE SUS ÚLTIMOS DÍAS.


SIN CONOCERLA, EL SABÍA QUE ELLA ERA EL DILEMA QUE HABÍA ARRASTRADO POR ESTOS ÚLTIMOS AÑOS, Y SI NO ES ELLA?, NO HAY PROBLEMA PODRÍA ESTAR ANGUSTIADO POR MAS TIEMPO, IGUAL LA ANGUSTIA SE CONVIRTIÓ EN SU ESTILO DE VIDA, Y SI LO ES?, QUE MAS DA CONTINUARÍA ANGUSTIADO.

AL IR CAMINANDO RECORDÓ LA PLATICA QUE AÑOS ATRÁS HABÍA TENIDO CON SU AMIGA, DE CÓMO ELLA LE HARÍA SABER, QUE AQUEL MOMENTO EN EL CUAL AHORA ÉL SE ENCONTRABA, LLEGARÍA.

Y como se cuando llegara ese día?, –por eso no te preocupes déjamelo a mí, mira continua con tu vida como normalmente lo has hecho y por ese momento no te preocupes, puede llegar mañana, en un mes o en tres años o en cinco o treinta, llegará no tiene ningún caso que te ocupes de eso, eso déjamelo a mi–, sí pero, lo que yo quiero saber es como me voy a enterar de que efectivamente haz encontrado a la persona que te he descrito, –mira niño eso es mi trabajo, te encontré a ti o no? Cierto, verdad?, pues sí, pero hubiera preferido que no me encontraras y así ahorrarme este rato, –pues agradece a que ahora tu y yo estemos hablando y no que tu estés….–, tranquila compréndeme es solo que estoy nervioso, a decir verdad tengo miedo.

DE UNA MALETA DE CUERO MUY LIMPIA COLOR CAFÉ QUE ELLA LLEVABA, SACÓ UN TELÉFONO VIEJO, DE MADERA TAL VEZ DE UNOS CUARENTA AÑOS DE ANTIGÜEDAD, EL EQUIPO TELEFÓNICO ERA DEMASIADO ANTICUADO PERO BIEN CONSERVADO, TENÍA LA FORMA DE UN CAJÓN PEQUEÑO, QUE EN MEDIO CONTABA CON UN CIRCULO DE PLÁSTICO CON DIEZ ORIFICIOS EN DERREDOR, EN CADA ORIFICO HABÍA UN NÚMERO, CON EL CIRCULO PODÍAS MARCAR EL NÚMERO AL CUAL QUISIERAS LLAMAR, GIRÁNDOLO EN EL SENTIDO DE LAS AGUJAS DEL RELOJ HASTA LLEGAR AL TOPE, Y CON UN RUIDO SIMILAR AL DE UN ENGRANE RODANDO REGRESABA A SU LUGAR DE ORIGEN, TENÍA UN CABLE QUE CONECTABA EL AURICULAR AL PEQUEÑO CAJON, SU MONOFONO TENÍA UNA APARIENCIA DE MÁRMOL, Y CADA QUE DEPOSITABAS EL MONOFONO EN EL INTERRUPTOR HACÍA UN PEQUEÑO SONIDO COMO SI TRONARA UN HUESITO.

–Tómalo, se de la vida sedentaria que llevas, a partir de ahora llévalo siempre contigo estés donde estés, no te angustiare si algún día sonará este teléfono únicamente lo ara por noche, te lo digo para que no estés todo el día a la expectativa de el, ahora que, el día que suene por primera vez, sabrás que el momento que hemos pactado ha llegado, y la segunda vez que suene, prepara tus cosas, por que en la tercer llamada te diré a donde vernos–.

Llegué como siempre hasta la madre del trabajo, ya vivía acá en Quintana Roo, eran tal vez la 1:00 o 2:00 de la mañana por lo que ya era principio del día siguiente al viernes, estaba lloviendo, abrí el cajón sobre el cual se encontraba el teléfono que mi amiga me había regalado años atrás, ahora miraba ese regalo con naturalidad pues los primeros días me daba espanto verlo o siquiera pensar que yo lo tenía, los días, los meses y los años pasaron, ya era parte de la estampa diaria de las recamaras en las cuales llegaba a dormir, por ratos olvidaba para que lo tenía y cual sería su función.


Del cajón, tomé uno de los pequeños puros cubanos que solía comprar en la tienda Sanborn´s, los cuales consumía por que a mi parecer me quitaban el estrés, puse un poco de café a recalentar, y una vez que estuvo listo lo serví en una taza semi-ovalada, la cual es mas grande que el promedio, salí a fumar, no saben que agradable es tomar café y fumar un puro atajándote de la lluvia, tome mi reproductor de música localice el artista, después el álbum y revise cada una de las canciones.

En mi mente no tenía otra cosa más que trabajo, y esos momentos eran el ultimo pedazo de tiempo de las veinticuatro horas, que me dedicaba, no supe con que canción compartir ese rato de tranquilidad, así que una vez localizado el artista, me senté en la banca verde que esta afuera de mi casa y puse mi reproductor en el sistema aleatorio, los primeros acordes de la guitarra con los que comenzaba la canción me sonaban muy nostálgicos razón por la cual decidí dejar que esta avanzara “…Abrazame y muérdeme llevate contigo mis heridas avientame y dejame mientras yo contemplo tu partida en espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi…” dejé que terminara la canción, que horror… que te suceda eso, no me gustaría estar en los pies de quien la compuso, que tendría que pasarte en esta vida para que esa canción te ajuste.

EN UNO DE LOS CHARCOS FORMADOS POR LA LLUVIA TIRÓ LO QUE SOBRABA DE SU PURO, AL CAER EN EL, ÉSTE HIZO EL SONIDO DE LA BRAZA HUMEDECIDA Y SOLTANDO PEQUEÑAS VOLUTAS DE HUMO SE CONSUMIÓ.

Entré a mi cuarto, tomé un baño, y saliendo, sin vestirme, me senté en un sillón a leer a lo más cinco páginas de la “Sombra del Viento”, prendí el ventilador pues el calor húmedo me asfixiaba, soy de tierras frías, al llegar a la pagina seis cerré el libro, me levante y lo dejé sobre una pequeña mesa, estiré cada una de las extremidades de mi cuerpo, despojé las sabanas limpias y blancas de la cama para meterme en ella, el ruido que producía el vuelo las libélulas nocturnas que custodiaban mi refugio me arrulló.
Quedé totalmente dormido.

Lo escuché a lo lejos, “sonó”, en un espasmo de horror desperté y quede sentado en la cama, no ahora, no estoy listo, otra vez no lo estoy, ““sonó”” por segunda vez, mi corazón se detuvo, me levanté no prendí la luz, me quedé mirando al teléfono incrédulo con asombro y miedo, después de tantos años ahora sonaba, de ser una antigüedad, un ornato, se convirtió en la espada que atravesaba mi garganta, recordé las indicaciones como si me las hubieran dado ayer, sabía que seguría, me paré enfrente de el y entre la obscuridad lo miraba con aprensión, deseando que no lo timbrara más.

Por tercera ocasión…. “““sonó”””.

Con un temblor incontrolable que no es provocado por el frio, levante la bocina, era en vano preguntar quien era, yo sabía quien estaba del otro lado, al poner el auricular en mi oído, el silencio se fue postergando poco a poco, se hizo aún más agudo.

CERRÓ LOS OJOS, RECARGÓ SUS DOS MANOS SOBRE EL PEQUEÑO MUEBLE EN DONDE ESTABA EL TELÉFONO Y AGACHÓ LA CABEZA CON LA MAS CLARA SEÑAL DE RESIGNACIÓN.


LA ENCONTRÉ… se escuchó.

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