sábado, 8 de mayo de 2010

Trapitos al sol en altamar 3

Martes 03-06-09

Me levanté a las 11:30, después de un intento fallido de la rumana que duerme en mi cabina, por despertarme a las 10.
¿Les conté con quienes vivo? A ver… la rumana Daniela, una chilena que dice llamarse Heidi y una Hondureña que vaya uno a saber cómo se llama. Calculo que con el tiempo podré dar un poco mas de detalles.
Lo primero que hice después de vestirme, fue salir a buscar un lugar abierto. Un día entero entre los laberinticos pasillos del barco y ya me estaba dando claustrofobia! Le pregunté al primer cristiano que me crucé en el pasillo, y amablemente, demasiado amablemente, me acompañó al deck 7. Me bastó ver un rayito de sol sobre el mar para alegrarme.
El deck 7, como su nombre lo indica y para quienes no están muy relacionados con el vocabulario marino, es el piso 7 del barco. A lo que yo le llamo deck 7, es más precisamente un espacio abierto para la tripulación, con suerte 2 metros cuadrados, pero abiertos al aire libre, en la parte trasera del barco (llámese también popa o aft.-que nunca supe bien si era “after” o qué). La entrada, o mejor dicho la salida al deck 7, era por la puerta de la cocina principal que daba servicio al restaurante Caravelle, por lo que solíamos también llamar a ese espacio el “Phillipin smoking room”.
Después de la media hora que me llevó deshacerme de Jose (el buen cristiano que me había guiado hacia la felicidad del deck 7), bajé a mi cabina, busqué el mate, y volvi a ver el sol, tomando unos matecitos y disfrutando del nuevo viaje que recién empezaba.
La gloria terminó a las 2 de la tarde, cuando me tocó empezar el día en el Café Plaza. Ahí estuve asignada mis primeras dos semanas. Ese martes trabajé hasta las 6 de la tarde , bajé a “cenar” (malditos horarios gastronómicos…¡cenar a las 6 de la tarde! ), después le llevé todo el papelerío al médico, a las 7 tuve training de seguridad (el primero de una larga seguidilla de trainings) y a las 8 estaba otra vez en el Café Plaza hasta el cierre. El horario de cierre del Plaza era la 1 de la mañana, pero entre que terminábamos de echar a los gallegos y el papelerío y limpieza de cierre, nunca terminábamos antes de las 2 o 2:30 am.
Mi segundo día a bordo estuvo un poco mejor que el primero, calculo que es cierto eso de que el hombre es un animal de costumbre. Igualmente no hice más que preguntarme todo el día que cazzo hacía yo ahí adentro.

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