Vendo espejitos de colores
al mejor postor,
a cambio de nada.
Vendo ilusión
(mis ilusiones).
una lámpara de Aladino
sin más deseos, gastada.
Vendo un millón de caricias
a cobrarse del pasado.
Tres noches a la semana
-que antes eran demasiado –
y un domingo a la mañana
(todo por el mismo precio)
haciendo fiaca en la cama.
Vendo lo que ya no tengo
ni traiga quizás el futuro:
una libertad sin nombre
un transcurrir sin apuro.
Desde un rinconcito oscuro,
vendo miedos, penas, soledades
viene incluido mi yo más profundo:
Sentimientos y banalidades.
Y porque al fin todo es poco,
Si no lo contempla otra mirada:
Lo dejo todo en tus manos,
A cambio no exijo nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario