jueves, 3 de junio de 2010

Trapitos al sol en Altamar 13

Navegación –Jueves 12-06-08

Los días de navegación suelen ser terribles. Mil ochocientos pasajeros todos atrapados en altamar.
Dentro de todo, este estuvo bien, sin mayores acontecimientos. Arranqué en Plaza a las 10:30 am hasta las 13:30. Comí algo, me dormí media horita y volví a entrar a Marina de 3 a 5. Esas dos horitas suelen ser las peores de la semana: con el solcito de la tarde, en medio del mar Adriático, los pasajeros se concentran en la piscina y no hacen otra cosa que tomar…..¡sol y alcohol!
De Marina a cambiarme el uniforme, de ahí a cenar y 18:30 otra vez en Plaza hasta las 2 am. Los pasajeros de este crucero llevaban solo dos días, pero ya tenía formado mi club de fans. A saber: Iñaki, un viejo buena onda fanático de mis Bloody Mary. Y si, suelo tener más enganche con los viejos, que se le va a hacer, ¡es piel!. Iñaki publicitó mi Bloody Mary por todo el barco, con lo cual un poquito lo odié, debo admitir. Otro viejo que dos veces por noche tomaba su café doble en taza chica, Adolfo, el de la pipa, con su mujer Mercedes y la tercera en discordia: Maruja. Es lindo tener un grupo e admiradores como este, el problema es que cuando el bar está que explota, y uno corriendo de punta a punta tratando de atenderlos a todos y se escucha:” yo quiero que me atienda Teresa que prepara tan bien el Bloody Mary”, simplemente te querés matar.
“Esta semana me tocó trabajar con Rafa toda la semana. El histeriqueo entre los dos cada vez se pone más insostenible. Entre el calor latinoamericano y el poco espacio que compartimos detrás de la barra, el roce es permanente. Y no voy a negar que me gusta. Sea por diversión, por instinto, o lo que sea: yo le sigo el juego.”
Poco a poco me acostumbraba a la “vida de barco”. Pese a que, como hubiera dicho Diego, “me daban banana” por todo (es decir, todos los días ligaba una puteada distinta), la gente con la que trabajaba tenía una vibra muy linda, y eso hacia el trabajo más agradable.
Mis piernitas no opinaban lo mismo, agotadas de estar constantemente soportando todo el peso de mi cuerpo (que nunca fue poco), suplicaban un recreo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario