viernes, 11 de junio de 2010

Trapitos al Sol en Altamar 20

Mykonos- Jueves 19-06-09

Me levante en lo de Rafa. No hace falta que de muchos detalles: la carne es débil.
A las 11 nos pusieron una reunión, asique amanecimos los tres al mismo tiempo: Rafa, yo y El Chamo (el pobre Carlitos que habitaba la cama de abajo a la cucheta donde dormíamos con Rafa).
Después de una duchita partimos hacia la meeting, en la que, como era de esperar, no hicieron más que criticarnos. Por suerte no duró mucho, asi que volvimos a la cabina a dormir una horita más.
A las dos Rafa entró a trabajar, y yo partí para la playa. ¡Mi primera ida a la playa! Saltaba de la felicidad. La playa en Mykonos estaba muy cerca del puerto donde atracábamos, a diez minutos caminando. Le decíamos la Crew Beach, porque un 80% de la gente en la playa eran tripulantes del barco. Era el lugar ideal para bajar, no hacía falta más de una hora libre para poder tomar un poquito de sol y darse un baño en el Mar.
Ese día me encontré con Jorge y David, dos compañeritos de trabajo. Me invitaron una cerveza, chapoteamos un rato y a las 4 volvimos a la prisión.
Tuve hasta tiempo de dormir una siestita. Trabajé de 6 y media a 3 de la mañana. Primero cerré Harrys, como toda la semana, y después me tocó hacer special cleaning en Marina. Si había un bar que no le deseaba a nadie para hacer special cleaning , ese era Marina. Parecía que no se terminaba más. La barra medía como 20 metros de largo, todo el bajo mesada eran heladeras, tenía tres estaciones de trabajo distintas y como se servía siempre a diez mil por hora, solía estar todo chorreado con alcohol por doquier. EL piso había que baldearlo con detergente y después lavandina. Barriendo las latas caídas debajo de las heladeras y fregando gota por gota las manchas del piso. Pantalones arremangados hasta la rodilla, los zapatos inundados con agua sucia, las medias y pies empapados, y el cuerpo agotado después de todo el día de trabajo.
Para rematar la noche, nos fuimos con una de las chicas, Suelen, a tomar unas cervecitas al 7mo, que con mucha generosidad nos dio Rafa de la disco.
Habiendo cenado a las 5:30 de la tarde y siendo ya casi las 3:30 de la mañana, evidentemente el estómago chillaba resentido. Sin dudarlo mucho, son Suelen nos metimos en la cocina y le pedimos a los filipinos que estaban ya sacando del horno las facturas para el desayuno, una pequeña donación. Hicimos picnic con medias lunas y cerveza hasta las 5 de la mañana que finalmente me dormí. Por suerte ese día tocaba cambiar relojes una hora para atrás.

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