lunes, 5 de julio de 2010

Trapitos al Sol en Altamar 28

Santorini- Viernes 27-06-08

Me equivoqué. Cosas que pasan…y que a mí me pasan bastante seguido. La noche anterior puse el despertador a las 4:30, pero como no había adelantado el celu, sonó a las 5 y media de la mañana. Pensé que Rafa ya estaría durmiendo, pero el que no arriesga no gana, asi que me puse un buzo arriba del pijama y me crucé a su cabina. Eso es lo bueno de vivir a un pasillo de distancia.
Por suerte lo encontré despiertito, así que traté de coordinar 4 palabras antes de volver a cerrar los ojos, esta vez, en su cama.
No me dio mucha tregua. A las 10 am me estaba despertando de nuevo. Matutino, y salimos para el Gangway a buscar a la chilena para salir a dar una vuelta. Como nos desencontramos, Rafa y yo nos quedamos haciendo tiempo en el Crew Bar para darle una oportunidad de aparecer, cervecita de por medio, esperamos un ratito, y nada.
A la una finalmente salimos. En Santorini, el barco nunca atracaba en el puerto, sino que “fondeaba”. Obviamente cuando llegué no sabía la diferencia, así que doy por sentado que ustedes tampoco la saben. “Atracar” es en el puerto, sobre la costa, en cambio “fondear” es tirar el ancla cerca de la costa pero a una distancia considerable. Esto implica que cuando fondeas, para llegar a tierra firme es necesario tomar un “tender” que es una lanchita más chica. En el casi de los 1800 pasajeros que llevaba el Zenith, el tender hacia unos cuantos viajes de ida y vuelta.
Una vez en Santorini, nos tomamos el teleférico para ir hasta el centro. Santorini es una isla con forma de colina, y el pueblo está construido sobre la cima. Cuando uno llega a la orilla no hay nada. Solo un restaurante y alguna casa de souvenirs, pero lo lindo está todo arriba. Para subir hay varias opciones: caminando (por una escalera de un millón de escalones), en burro (que es la clásica para turistas) y en el teleférico. La más usada por nosotros siempre fue el teleférico, no solo por ser el método más rápido, cómodo y económico, sino también porque no daba llegar a trabajar ¡con olor a burro!.
Comimos unos pita giros rapidito, lo acompañé a Rafa a comprarse unas zapatillas y a las 3 estábamos de nuevo en el barco. ¡Como rinde el tiempo cuando uno simplemente no lo tiene!. Subir, comer, pasear, comprar, bajar, y tomar el tender, todo en la módica suma de dos horas.
La felicidad duró poco tiempo. A las 6:30 Harry´s me esperaba para un día mas de trabajo.

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