viernes, 25 de febrero de 2011

Terecita Tucita - Capitulo 6

Alguna vez, mucho tiempo atrás, Teresita había tenido una larga historia de amor con un muchacho, una larga historia que contaremos algún día, pero no en esta oportunidad. El caso es que tipo llegó a romperle a Teresita el corazón como ningún otro, fue él que más quiso y por supuesto, el que más dolió. Y fue justamente para olvidar ese despecho, que Teresita decidió aceptar la salida con el amigo de un amigo que le habían presentado.
“No hay nada que perder”-pensó “De última vamos al cine, después a tomar algo y si no me gusta no salgo más, pero al menos me distraigo un rato”.
Él la pasó a buscar cerca de las 10 en el auto que le había prestado papi para la cita. Lindo auto, quizás si la salida entera hubiera sido con papi hubiera funcionado mejor.
Charlaron un rato durante el viaje, un rato largo, quizás más largo de lo que podría haber sido la distancia racional hasta cualquier cine. Teresita entendió de que se trataba cuando a los 30 minutos de viaje él comentó al pasar:
-“ Estamos yendo a los cines de Avellaneda que tengo dos por uno, no te jode no?”.
-“No, no, obvio que no” dijo ella intentando sonar convincente, mientras pensaba que igualmente ya casi estarían llegando.
La peli la eligió él. Un poco por dictador y otro poco para intentar demostrar que tenía un plan armado. Las entradas las pagó ella. Un poco porque él alegó no tener cambio, otro poco para evitar la cara del chico de la boletería mientras él revolvía sus bolsillos sin sacar ni una moneda. Al menos se había preocupado en que fueran dos por uno…
La peli estuvo bien. Se podría decir que la mejor parte de la cita fueron las dos horas sentados en silencio, mirando hacia el frente, en donde cualquiera que hubiera estado sentado al lado, daba lo mismo. Nada de pochoclos ni maní con chocolate, apenas terminó la película se levantaron de las butacas y otra vez rumbo al auto.
-“Vamos a tomar algo a casa así charlamos un rato, querés?”
Ella lo dudó, no se sentía del todo cómoda y estirar la situación no era lo que más le divertía, pero quiso darle una oportunidad a la noche y aceptó de todas maneras.
Después de otros largos 45 minutos de viaje llegaron a su casa. En el camino él se encargó de contarle de su departamento nuevo, apenas estrenado en las torres más modernas de Palermo Soho. Se lo había comprado papi, claro, pero se ve que las cervezas que tenía en la heladera las había pagado, peso por peso de su bolsillo.
Se sentaron el balcón, con una luna llena de fondo que iluminaba todo Palermo y hacía más cálido al piso 15. Él se sirvió una copa de vino de una botella que había abierta en la cocina y después de servirse le ofreció a Teresita:
-“ ¿Querés vino o preferís cerveza? Tengo porroncitos de Corona y sino Quilmes y Stella de litro”.
Teresita optó por la Corona, pero él dio una y otra vuelta e intentó persuadirla para que elija la Quilmes.
-“En fin, me da igual, dame la que quieras” Se resignó. Y no veía la hora de terminar la cerveza para irse a dormir y soñar con su ex.
-“Bueno, pero mira que la Quilmes es de litro, ¿te la vas a tomar toda?, porque sino después hay que tirarla, ¿viste?”
Cuando ella decidió salir corriendo, en un acto de generosidad y caballerosidad jamás visto, él le ofreció monedas para el colectivo.

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