lunes, 14 de marzo de 2011

Teresita Tucita capitulo 7 - Parte III

11:45pm
O
12 menos

De ante mano me di cuenta que lo que estaba apunto de leer eran autenticas remembranzas, vivencias, estos no eran cuentos, ni historias ficticias, ni alusiones futuras, tampoco idealizaciones amorosas, me sentía avergonzado conmigo, pues sabía que si comenzaba a leer cualquier página de aquella libreta estaría entrometiéndome alevosamente en la privacidad del autor o bien de los autores, la cerré intempestivamente y la puse entre mis rodillas, intente distraerme con cualquier circunstancia que pasara enfrente de mi y mira que en Playa del Carmen hay muuuchas circunstancias con las que fácilmente te puedes distraer, tome la libreta y repentinamente me puse de pie, para inmediatamente sentarme, nadie me veía, no tenía porque sentirme mal, además para que escribe uno, para ser leído no es así?.


Me dirigí al hostal, con mi culpabilidad en la mano izquierda, para encontrar la ubicación de mi morada ocasional, para encontrar fácilmente mi destino, tenía que localizar figuras que se encontraban en la intersección de las calles, desde lejos logre mirar que varios chicos y chicas de muy poca confianza que se encontraban enfrente de la escalera la cual tenía que subir para llegar a mi cuarto, camine por lo menos veinte metros, pero la silueta de una mujer distrajo todos mis sentidos, la forma en la que se sostenía, sin poses, sin imitación, sin falsedad, -no estaba sola- era acompañada por el chico de playera negra, hice mi caminata más lenta, en un movimiento completamente intencional la mano derecha del chico acomodó el cabello de ella, y como un flash fotográfico, brillo un arete a la mitad de su oreja izquierda, de inmediato supe quien era.


Al acercarme un poco mas a mi destino junto de donde se encontraba la chica rubia con su acompañante, note que él me estaba mirando por encima del hombro de la joven, él se percató de mi presencia, regalándome una sonrisa sarcástica acaricio su nuca con ambas manos, note que utilizaba lentes, pero creo que eso no fue impedimento para estudiarme de una sola mirada, miro con rapidez mi mano izquierda, mi propósito era acercarme a ellos para lograr ver el rostro de la joven, al parecer el dedujo mi intención, y al yo pasar a lado de ellos dos, con una naturalidad sorprendente y descarada logró que ella siguiera su mirada de tal manera que nuevamente ella me dio la espalda, camine aun más lento, tome la libreta entre mis manos y con el único propósito de dilatar el tiempo para ver el rostro de la joven fingí leer, el se dio cuenta mis intenciones de tal manera que alzó la voz para permitirme escuchar parte de su platica –bueno es una manera de invitarte a pasar un rato en la playa- *la playa es publica no necesitas invitación para ir* ambos comenzaron a reír.


Fue muy claro, él pretendía que yo mediera cuenta de los planes que ambos tenían, no se notaba inseguro, el sabía que tanto yo como la joven nos hospedamos en el mismo lugar, y al parecer no le dio la mas mínima importancia, no quise ser mas obvio y con mucha dilación me dirigía a las escaleras que me llevarían al cuarto, sin intriga alguna el miraba mi mano izquierda, así como lo que llevaba en ella.

Al ir subiendo, la joven del arete me rebaso, fue abierta la rejilla que nos permitía entrar a los cuartos, ella me llevaba cinco o seis escalones de ventaja, repentinamente volteó, simule dejar caer la libreta y no deje ver mi rostro, era mi oportunidad, al voltear me di cuenta que el chico la siguió con la mirada, o por lo menos eso quise creer, pues no dejó de verme, su mirada no era agresiva ni retadora, por el contrario era serena, para no parecer oportunista, busque entre mis bolsos monedas que aparenté perder metros atrás, baje los pocas escaleras que llevaba recorridas, a tres o cuatro pasos de él, fingí buscar las monedas en el suelo, mira que hasta me agaché, y en un gestó de solidaridad el chico me ayudó a buscar algo que bien sabía yo, no había perdido.

Es linda no? Dijo.

Encogí los hombros simulando no saber de que hablaba, su actitud serena me desconcertaba, comencé a buscar nuevamente lo no perdido, y él continuó ayudándome, sentí pena por que alguien estaba tomando su tiempo para buscar algo que nunca existió. –Lo encontré, mira aquí esta lo que se te cayó, cuando ibas subiendo las escaleras detrás de ella, de la libreta que llevas en tu mano resbalo este apunte-.

Me quede frio, pues si bien yo deduje que el sabía mis intenciones ahora estoy seguro que esta enterado, además ni siquiera me di cuenta que se cayó algo de la libreta, -cual es el titulo de tu libro?-, no es libro es un cuaderno de apuntes. –déjame verlo- NO contesté.


Arqueo su ceja izquierda y nuevamente me sonrió irónicamente. –debes apreciarlo mucho o tienes frio en la mano porque hace un rato que no lo sueltas-.


Quise retarlo con la mirada, pero el terminó el duelo entregándome la hoja que dijo haberse caído, no le di las gracias y se la arrebate. Me dirigí por segunda ocasión a la escalera, note que miraba insistentemente una de las ventanas del hostal tal vez esperaba que la chica rubia saliera a despedirse o se quedó con la ilusión de que allí albergaba la mejor sonrisa jamás vista.


Descolgué la llave de mi muñeca, abrí mi cuarto y desdoble el pedazo de hoja que me dio “…Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro. Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo…”

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