sábado, 30 de abril de 2011

Homenaje a Ernesto Sabato

Las hojas doradas forman un sendero
Crujiente y a la vez esponjoso.
Reflejan al sol y ocultan el cielo
Limpio, celeste y hermoso.

No hace frio y el calor no agobia,
Empezaron a emigrar las golondrinas.
EL sol de la tarde proyecta las sombras,
La luna lentamente se avecina

Cae la noche y las hojas doradas
Aùn brillan por cielo y por tierra,
Hermoso otoño que en tus entrañas
La melancolía encierras.

El día triste te rinde homenaje
Tras llorar la noche entera,
tu alma emprende su vuelo,
tu memoria comienza el anclaje.

Solo se escuchan suspiros,
De amor y de desconsuelo,
El escritor y sus fantasmas se han ido.
No hay palabras para el duelo.

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