lunes, 26 de septiembre de 2011

24-09-11

Está en el aire.
En cada molécula de la atmosfera que nos aplasta.
Se cuela por mis poros
Y navega en mi interior sin permiso.
Se aloja ahí: justo en el centro,
en un espacio de soledad entre los pulmones y el alma.

Parece explotar y abarcar todo el espacio
Colma cada gramo de mi cuerpo
Viaja desde el centro a las extremidades.
Se multiplica…
Me toma por completo.

No queda un hueco dentro de mi liberado.
Los pulmones no tienen a donde expandirse,
El corazón empuja una masa espesa intentando seguir latiendo.
No puedo dominarlo,
No se contra qué lucho.

MI INSTINTO DE SUPERVIVENCIA TE PIDE UN ABRAZO.

Mi cuerpo se estremece en contacto con el tuyo.
Tiemblo
Te aprieto con fuerza y mi cuerpo se contrae
Tu ego distendido recibe mi energía.
Me deshago en tus brazos.

Suspiro…
Se escapan los últimos vestigios del ahogo.
ESTAS AHÍ. Sólo el amor salvará al mundo.

viernes, 16 de septiembre de 2011

16-09-11

.Me enamora el que se esconde.

el que nace de percepciones,

de conjeturas, el que no existe…

El que veo a través de tus ojos

pero se esfuma en tus silencios.

El que por no darse a conocer,

me invento….



Me atrapa el que quizás no sos,

y me obliga a descubrirlo.

El que me hace sufrir con sus barreras,

el que querer no quisiera…



.

sábado, 27 de agosto de 2011

El destino a la vuelta de la esquina.



El se bajó en Anchorena.

Ella subió en Pueyredon. Se sentó en su mismo asiento sin saber que antes había sido de el.
Bajó en pleno centro y llegó a la oficina con el timing perfecto, tantas veces ensayado. A lo largo del día hizo numerosos llamados. Uno de ellos fue a un tal Julio Carri.
No sabía que él se sentaba en el escritorio justo en frente de Julio.

No sabía siquiera que él existía.

Volvió a casa a la hora de siempre. Lo cruzó por la calle como casi todos los días aunque todavía sin notarlo. Ella abstraída en la música de su i pod; él tarareando quizás la misma canción.

Antes de llegar paró a comprar cigarillos. Las monedas que le dieron de vuelto son las que había usado él para comprar la Cindor con que desayunó esa mañana. Justo después de bajar del 152 en donde ella tomó su asiento.


Otra vez subió en Pueyredón.

Él volaba entre las ultimas paginas de un libro que ella había terminado no hacia mucho tiempo. Un desenlace atrapante: quizás por eso se había pasado dos paradas. Cuando levantó la vista saltó del asiento y se tiró en Uriburu. Lo vio saltar con destreza y correr por Santa Fe esquivando peatones. Ella pensó que la gente cada día estaba mas loca, y se apuró a agarrar el asiento ahora vacío.

Otra vez llegó puntual al trabajo. A media mañana tomó una reserva a nombre de Escribano: una reserva más del montón. Ese apellido todavía no le decía nada.

Por la tarde fueron al mismo supermercado con 20 minutos de diferencia y esa noche al acostarse, los dos hicieron zapping entre los 79 canales de cable y eligieron el mismo documental sobre parques nacionales en el canal Encuentro.

Todavía sin encontrarse...

Durante años se vieron sin mirarse, compartieron colectivos, asientos, colas de supermercado, programas de televisión, canciones y veredas…

Fue en un bar en Belgrano 5 años después del día en que él terminó el libro y saltó del colectivo.
Por fin se miraron, se acercaron el uno al otro y conversaron como los desconocidos que no eran.
Entre otras cosas hablaron de literatura y comentaron el final atrapante de aquella novela.

Él se ofreció a acompañarla a la casa, sin saber que sería el mismo recorrido de cada día, y esta vez juntos, bajaron los dos en Pueyredón.

miércoles, 24 de agosto de 2011

18-08-2011

No encuentro razones

Ni intento buscarlas.

Porque este miedo se siente bien

Y disfruto la incertidumbre.

Porque hoy me agarro del presente

Y lo aprieto entre mis brazos con recelo.

Me agarro a tu espalda

Y disfruto el vuelo,

Hasta que todo se derrumbe…



Te miro.

Sos tan ajeno

que da gusto.

Hay tanto por descubrir en tu mirada

que las palabras pierden sentido.



No se quien sos,

pero mis manos te reconocen,

tu cuerpo sabe lo que no pido.



No encuentro razones

Ni intentaré buscarlas.

Prefiero descansar en tus caricias.

Si cada segundo a tu lado

es victima de la prisa

y son cómplices del delito

mi carcajada y tu risa…



Elijo confiar en el destino,

que no necesitó razones

para cruzarte en mi camino…

.

miércoles, 3 de agosto de 2011

03-08-11

Tiemblan tus manos
temerosas de aquello que acarician.

Te siento respirar
y puedo ver la ansiedad
En cada gramo de aire que exhalas.

Estoy latiendo a tu lado,
también mi piel está asustada.

La tensión vibra en aumento
la noche se escapó celosa.
Tu callas, yo no quiero hablarte
en silencio tu sonrisa es más hermosa.

No soporto las ganas de besarte,
ya no puedo pensar en otra cosa.
Pero el prejuicio me mantiene en la distancia:
el que dirán
la cobardía
la arrogancia…

Y el mismo sol que ilumina mis miedos
Te empuja a desplomarte entre mis brazos.
Se pierde al fin la cobardía en el deseo
Cuando está dado el primer paso…

domingo, 10 de julio de 2011

Teresita Tucita se mudo!!

LA ENCONTRAS EN WWW.TERESITATUCITA.BLOGSPOT.COM

10-07-11

I know you are there,

somewhere

hidden from my eyes.

You came out of the blue

that s how you left

almost taken from the skies.

I must say life is not the same

Since the minute that you are gone:

"far away" seems to be right

"here & now " always wrong.

MISS YOU.

Thought you should know it.

You might ,or not, miss me as well.

And wherever you are

never doubt it:

someone dreams of you

far away.

lunes, 27 de junio de 2011

27-06-11

Está ocupando tu lugar;
no tu espacio.

Repite las palabras que decías
pero es distinto el efecto que provocan:
tus labios no son su boca.

Me quiere. Si.
Tal vez más de lo que me querías…
Pero no siento tu calor cuando me toca.
El frio de su piel, al tacto de la mía
produce una tristeza que te evoca.

Ocupa tu lugar,
tu lado de la cama
Pero aun sos protagonista de mis sueños.

Y aunque el despierte junto a mi cada mañana,
Tú ocupas su lugar cuando me ama.

No logro olvidarte aunque me empeño.

domingo, 19 de junio de 2011

Vertigo II







" Vertigo no es miedo a la caida. (...) Vertigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados."

miércoles, 25 de mayo de 2011

Teresita tucita- Capitulo 16

Él trabajaba en un maxi quiosco a una cuadra de la casa donde Teresita vivía con sus padres. Cuando no pasaba a comprar cigarrillos, era una coca cola; cuando no, algún chocolate, caramelos, palito bombón helado…lo que fuera. Cualquier cosa con tal de verlo un minuto al día. El tenía su facha, es cierto. Pero cuando abría la boca para decir algo que no fuera “buen día”, la arruinaba. Estaba siempre de buen humor, lo que sumaba muchos puntos a favor, pero su buen humor se reflejaba en chistes bastante patéticos a los que, por educación, Teresita respondía con una sonrisa complaciente.

-“ ¿Como estas? Te puedo pedir un alfajor Terrabusi negro?”

- ¿Negro yo? ¿O el alfajor?. Así empezó la conversación ese día. Teresita respondió como siempre con una sonrisa y continuó el dialogo: -“El alfajor; y dame también una Coca Zero y un paquete de Jockey Suave cortos por favor.”

-“ ¿Fumas?” Preguntó él sorprendido mientras buscaba los cigarrillos. –“No, no, son para mi papá”. Teresita se ponía nerviosa cuando la conversación se desviaba del objetivo y se volcaba a lo personal. Eso pasaba bastante seguido, él intentaba recabar información como fuera posible. Ella solo iba deleitarse con su belleza, nada mas; no quería dar mas información de la necesaria, aunque volvía a mirarlo a los ojos y olvidaba cual era la estrategia.

Sacó un billete de cien del bolsillo y volviendo a sus asuntos se lo entregó casi temblando. Él aprovechó para rozar su mano y los dos sintieron el escalofrío. –“ ¿Tenés cambio?” preguntó Teresita. -“No, no. Yo soy no retornable. Una vez que me elegiste no tengo cambio ni devolución”.

Teresita agarró su vuelto, saludó con un “hasta luego” y cuando estaba por cruzar la puerta se giró ante un chistido: -“Teresita me dijiste tu nombre, ¿no?. Salgo en una hora, ¿no queres que vayamos a tomar otra Coca Zero por ahí?”. La propuesta la agarró desprevenida y con las defensas bajas. Sin saber mucho porqué, yendo contra su instinto que le advertía una inminente desilusión, una hora después estaba de nuevo en la puerta del quiosco.

Fueron a un barcito que quedaba en la misma cuadra. No era el bar ideal para primera cita, pero estaba cerca y abierto, lo que ya era suficiente para un martes a las dos de la mañana. Después de mirar la carta él le hizo el pedido al mozo: una Coca Zero y una cerveza de litro. El caballero le sirvió a él la cerveza y le dejó la coca a Teresita. Ella esperó a que se alejara y cambió los vasos de lugar. Necesitaba algo que la desinhiba. Odiaba ese pre concepto de “cerveza para los hombres, gaseosa para las mujeres”.

La situación era irremontable, tal como lo había supuesto. Por mucha voluntad que le pusiera a la charla, no tenían nada en común, y sonreír forzosamente frente a sus chistes poco espontáneos se estaba volviendo doloroso. Nunca una cerveza de litro duró tanto. El único consuelo de Teresita estaba en mirarlo. Apuró el último vaso para terminar con el martirio.

“ ¿Te pido otra rubia?... ¿Rubia?” Le dijo agarrándole la mano. “No, mil gracias, pero ya es tarde y mañana trabajo temprano. Mejor vamos.”

La acompañó hasta su casa que por suerte quedaba a pocos pasos. Él se veía satisfecho con la salida y parecía no notar que Teresita bostezaba tres o cuatro veces por minuto. Ella solo pensaba en dormir y él seguía hablando quien sabe de qué, cada vez mas cerca de su boca.

El final de estas citas suele ser predecible: ese ridículo sentimiento de culpa…ese pensamiento endemoniado que invade de pronto la conciencia y te susurra al oído: “juntó el valor para invitarte a salir, la remó toda la noche, te acompaña hasta tu casa… ¿y no le vas a dar ni un beso?”

“Quizás un beso puede mas que mil palabras”- Pensó Teresita en su mundo de ilusa romanticona. Dejó que se acerque del todo y ya no sintió la electricidad que había recorrido su cuerpo cuando esa tarde habían rozado sus manos. Ese beso fue mas bien una descarga eléctrica, una patada inesperada. Mas que un beso, un concurso de muecas. El movía su lengua compitiendo contra el Koh i noor: vuelta, vuelta, vuelta, arriba, abajo, vuelta…parecía que quería centrifugarle la boca. Teresita no reaccionaba. Empezó acariciándole el pelo, pero la misma descarga eléctrica tomó el control sobre sus manos y las caricias se convirtieron pequeños tironcitos. Alguien debe haberle dicho que los tirones de pelo son excitantes, ella no pensaba lo mismo. El tironeaba y ella se inclinaba hacia atrás para amortiguar el impacto, absorta por el tornado. Entre las mil revoluciones por minuto en su boca y la cerveza que se batía en el cerebro con los sacudones de cabeza, Teresita no salía de su hipnosis.

“Esto no puede ser real”- pensaba, pero si lo era. Volvió en sí cuando escuchó la voz de un hombre que gritaba desde un auto “ ¡Largala que no es chupete maestro!”

Se zafó de sus brazos, dio un paso hacia atrás y cuando iba a decir algo él le ganó de mano. “Que lindo beso Teresita. Sos muy especial, esta noche voy a soñar con vos. Que descanses”.

¿Qué decir?...

Llegó a su departamento a lavarse los dientes. Hidrató su boca y no volvió a pasar jamás por el quiosco. En los meses siguientes perdió 5 kg.: un poco por la abstinencia de golosinas, otro poco por la caminata de más que significaba dar la vuelta manzana para evitarlo.

Teresita Tucita - Capitulo 15

Cualquiera se enamora en unas vacaciones en Brasil, a orillas del mar, todos quemaditos, relajados…. Por algo el famoso amor de verano, la situación está dada, todos bien predispuestos. Teresita no pudo esperar a llegar a la playa.

Salieron de Retiro, eran tres amigas y muchas horas de viaje en Bondi hasta Florianópolis. Cuando las vacaciones son gasoleras, 24 horas de viaje no son nada. Una mochila con poca ropa, i pod y cartas para matar el tiempo y un buen marcador para repasarse la raya después de cruzar la frontera.

Las primeras dos horas fueron entretenidas. Entre las ansias del viaje y la charla de rutina, pasaron volando. Mientras afuera se veía caer la noche, las luces del ómnibus se apagaron de repente y Teresita se preparó para dormir.

“¿Me acompañas a fumar un pucho adelante?”. Su viciosa amiga.

“Vamos”- Respondió Teresita que pensaba aprovechar la caminata para estirar un poco las piernas.

Se instalaron en la cabina del chofer y a cambio del espacio para fumar le ofrecieron cebarle unos mates. Su compañero aprovechaba la hora del descanso, así que uno de los asientos quedaba libre, y a decir verdad, era un asiento bastante más cómodo que los de pasajeros.

Se acabó el cigarrillo, pero la charla estaba amena, el mate todavía calentito y Teresita demasiado cómoda. Su amiga volvió atrás a dormir, pero ella se quedó charlando con el Chófer.

Wow! Un hombre lleno de proyectos, con muchos planes a futuro. Así como manejaba de bien el colectivo parecía manejar su vida. En cada curva Teresita aprovechaba para acercarse un poco más a su lado y se incorporaba de nuevo para servir el próximo trago. Por el parabrisas gigante se veía un cielo despejado y lleno de estrellas y no existía nada de lo que no fuera iluminado por los ojos del colectivo: por sus ojos.

Seguían pasando las horas y la conversación era cada vez más interesante. Por cuestiones de incomodidad en la evacuación debieron suspender el mate, pero ya no necesitaban excusa, Teresita no tenia ninguna intención de volver a su asiento. Su amiga volvió cuatro o cinco veces a seguir fumando, pero terminaba el cigarrillo y notaba la tensión en el aire, por lo que volvia a su asiento antes de que se queme la colilla.

Ella lo miraba constantemente; el no movía la vista del camino, pero sus manos se encontraban en la palanca de cambios. Leían juntos los carteles de la autopista y Teresita ya casi se sentía que estaba llevando a esa gente a destino. El viaje de 24 horas pasó en un abrir y cerrar de ojos, y cuando Teresita quiso darse cuenta, ya estaba en la tierra de la caipiriña y la capoeira.

Él le alcanzó la valija del depósito como a cualquier pasajero y se despidieron con una mirada cómplice pero no más que eso.

Teresita pasó 16 días increíbles en las playas brasileras, rodeada de torsos esbeltos y coloridos, de sungas brillantes y abultadas; pero pensando en el Chófer.

Cuando llegó a la estación de Florianópolis el día 17, casi desperdicia una lagrima al ver los cuatro colectivos de la empresa formados en línea uno al lado del otro. Tantos recuerdos…ese parabrisas que reflejaba la noche, era como una gran pantalla de cine contando la historia de amor que no había sido.

No sabía en cuál de los 4 colectivos tenía que subir, pero quería terminar con esa escena en cuanto antes. Cuando finalmente anunciaron el móvil que salía a Buenos Aires, Teresita tuvo la sorpresa más grata de todo el viaje: ahí estaba él, cargando las valijas…el mismísimo Rubén Pretzel, el mismísimo que le había acariciado la mano, palanca de cambios de por medio. Él también la reconoció en seguida y sonrío al verla.

El viaje de vuelta hacía escala en Misiones. Y de Florianópolis a Misiones no son más que 3 o 4 litros de agua caliente y unas 5 o 6 cambiadas de yerba ( de mas esta decir que siempre tuvieron agua caliente, yerba y bombilla por lo que la escena no paso a mayores).

Rubén Pretzel era de esa provincia, y ahí se quedaba, el tramo a Buenos Aires lo hacia otro conductor. Fue una despedida breve pero intensa. La escala duraba 15 minutos y el entorno no daba para beso final. Él le pidió el teléfono para contactarla en sus viajes a Buenos Aires, pero ella fingió ser una persona racional y se negó a dárselo.

Le regaló el pinito con olor a limón que colgaba del espejo retrovisor. Ella lo ató a su mochila como amuleto, patió las ruedas como él le había enseñado y decidió que tenían aire suficiente como para seguir hasta Baires. Prometió mandarle de regalo una bola de espejitos para colgar en lugar del pino y volvió a subir al bus, con el corazón roto, pero un fresco aroma a limón de gomería que refrescaría su tristeza en los próximos días

lunes, 23 de mayo de 2011

Teresita Tucita- Capitulo 14

Otro día deprimida en su casa. Otro día de analizar a cada minuto porque no fue, porque salió mal, porque nadie la quiere. Esos días deprimentes suelen estar seguidos de una noche igual o más triste aun. Sabemos que la oscuridad y el silencio de la noche atraen a la melancolía, y Teresita siempre supo cómo acompañar a la melancolía. Por suerte siempre existe una amiga fiel, de esas que arrastrándote de los pelos logran sacarte del a cama.

“Vamos Teresita, hay que salir a divertirse. Ya va a llegar, vos no te preocupes, pero si te quedas encerrada en tu casa no va a venir a tocarte la puerta”.

Con cara de un día entero de llanto y más maquillaje que ganas partió rumbo al boliche.

Bajaron del taxi y la fila era de una cuadra entera. Fue el primer intento de Teresita de salir corriendo, subirse al mismo taxi que las había llevado y volver a su casa a seguir llorando. No logró escaparse. Hizo la fila como el resto de la gente y para pasar el tiempo se dedicó a “examinar” los especímenes que la rodeaban.

“Acá no compito”- pensó. “Mira esos tacos, yo no se cómo se mantiene en pie. Seguro que llega a su casa a poner las patitas en un balde con agua con sal; seguro. No hay quien soporte esos zancos, y menos para bailar, estas minas están locas. Uy! Ni hablar de la pollerita…con este frio! Y me vas a decir que esas medias abrigan? Si tienen más agujeros que otra cosa. Muy sexys, muy sexys pero están sufriendo, se les ve en la cara, y sufrir no es sexy. Además, que poco compañeras…obvio que yo como estoy no me levanto ni a la mañana. De hecho no se qué hago acá, si tengo más ganas de meterme en la cama calentita que otra cosa…Si, creo que me voy…” Fue el segundo intento de Teresita de escapar: también frustrado. Justo en ese momento el hombre de seguridad la hizo pasar y cuando quiso darse cuenta ya estaba adentro.

Lo vió apenas entró, y el corazón le latió al ritmo del punchi punchi casi tan fuerte como la música. Lo vió y sin saberlo volvió a sonreír, pero antes de que pudiera reaccionar él se había perdido de vista.

Teresita se compró un trago. Ya no sabía si era para ahogar las penas, pasar el frio o simplemente por el gusto de tomar un trago. El caso es que al no poder descifrarlo, decidió tomar uno por cada causa. En el primero hizo flotar sus desagracias, para el segundo había entrado en calor, y se dedicó a disfrutar el tercero sin moverse de la barra. Su amiga se había perdido en la pista y cuando quiso salir a buscarla sintió que los tres tragos juntos subían en un tour organizo al cerebro. Dejó sus penas junto con la propina y haciendo eses caminó hasta el centro de la pista y comenzó a bailar sola. Fue en uno de sus giros que volvió a verlo. La sorpresa la puso en alerta nuevamente. Él era alto, muy alto, sobresalía del resto de la gente. No bailaba, pero movía su cabeza al ritmo de la música y miraba las medias agujereadas y las polleras cortas de todas, todas menos una.

“Claro..si parezco una monja, nunca me va a mirar, ni se va a dar cuenta de que existo. Tengo que llamar su atención de alguna manera”. Teresita todavía no encontraba a su amiga, y por mucha actitud que le ponía a la noche, se encontraba sola y algo mareada entre una muchedumbre de gente que le pasaban por al lado y cuando no, la llevaban por delante.

“Ya estoy acá, me banqué hasta ahora, no voy a dar la noche por perdida, ese alto me va a mirar…”. Teresita pensó alternativas y se decidió por la más práctica. Sin pensarlo dos veces se trepó al parlante que estaba justo al lado del grandote y continuó bailando con más actitud que nunca, procurando ser lo más sexy que jamás hubiera sido. Si no competía por la pollera y los tacos, iba a competir por los movimientos. Meneaba sin parar y lo miraba fijo, hasta que logró captar su actitud. Cruzaron miradas y alguna sonrisa. Satisfecha con su logro Teresita siguió bailando entusiasmada sin sacarle los ojos de encima. Tan entusiasmada y tan concentrada en mirarlo a cada instante, que olvidó que no estaba bailando en tierra firme. “Menea para aquí, menea para allí…” El allí fue un paso en el aire.

Cuando volvió a abrir los ojos ya no se escuchaba música, pero había encontrado a su amiga. Recuperó la conciencia en la ambulancia después de darse la cabeza contra el piso desde un parlante de metro y medio de altura. Había cumplido su objetivo: seguro que el alto la miró más que a nadie ninguna mientras volaba en caída libre al ritmo del punchi punchi.

.

viernes, 13 de mayo de 2011

Teresita Tucita- Capitulo 13

Wow. Que noche.
Amaneció sonriente y relajada. Se desperezó sin vergüenza y se incorporó en la cama para verlo cambiarse. Él anudaba su corbata con esmero frente al espejo. Recién bañado y con olor a perfume se lo veía aún más lindo que la noche anterior. Lástima que tuviera que irse a la oficina, con lo bien que lo hubieran pasado unas cuantas horas más en la cama.
“Levantate tranquila, te deje algunas cosas para desayunar en la cocina y el portero esta abajo. Cuando te quieras ir, él te abre, si?”. Le dio un último beso apasionado y se fue dejando las puertas abiertas para la próxima.
Ella se desperezó unas cuantas veces más, con toda la calma del mundo. Rodó por la cama matrimonial de una punta a la otra disfrutando del momento, y finalmente se decidió a levantarse. Se puso la remera que le había sacado a él la noche anterior y tapando a medias su desnudez fue a hurgar en la cocina para preparase el desayuno.
Un poco de café y unas galletitas algo húmedas... no estaba mal. Se tomó dos tazas enormes de café con leche para terminar de deshacerse de la resaca y volvió a la cama un ratito. Un retorcijón en el estómago la agarró desprevenida. Al parecer el café estaba un poco fuerte. El retorcijón se hizo mas fuerte, y más y más…hasta que la situación se volvió insostenible.
Teresita saltó de la cama ya sin ningún relajo y se dispuso a cambiarse lo más rápido posible para ir al baño de su casa, o al de Carlitos…a cualquier baño menos a ese. Lamentablemente no hizo a tiempo. Mientras se ataba los cordones de la zapatilla en cuclillas las ganas s hicieron insostenibles y no tuvo más remedio que usar las instalaciones de la casa.
No fue tan grave. El problema llego cuando la mecánica hidráulica no quiso cumplir con su deber, y al tirar la cadena las leyes de la física se revelaron. EL agua subia, subia, subia y subia, pero no parecía tener intenciones de bajar, desbordaba con sutileza por el cráter del inodoro y cuando muy lentamente se filtraba nuevamente por la cañería, la potencia era tan débil que todo lo que alguna vez habia flotado ahí, pues ahí seguía flotando.
Teresita empezó a desesperarse. Evidentemente no podía volver a tirar la cadena, porque ya había quedado demostrado que el aparato no funcionaba. Buscó un trapo para secar el piso mientras en su cabeza se desarrollaba un brainstorming con objetivo principal “como deshacerse del paquete”.
El baño quedo impecable, pero el problema no estaba resuelto. “Ya fue, lo meto en una bolsita”. pensó. “Vino conmigo, se va conmigo. Si somos yo y mi alma, nadie tiene por que enterarse. Lo meto en la bolsita, a la cartera, y al baño de Carlitos”.
De un cajón de la cocina sacó una bolsa de supermercado y todavía incrédula de lo que estaba haciendo, lo metió adentro. Se animó a apretar hasta la mitad el botón de la cadena y un hilito de agua corrió arrastrando los papeles de la evidencia. La escena del crimen quedó despejada. Sin rastros, como si toda una profesional se hubiera encargado del encubrimiento.
Hizo la cama, volvió a la cocina, lavó las cosas del desayuno y dejó todo en perfectas condiciones. El estómago se le seguía retorciendo, empeorado por los nervios de lo que había sucedido. Quizo apurarse en partir para evitar nuevos accidentes, guardó todas sus cosas y cuando estaba a punto de abrir la puerta se le ocurrió escribirle un mensajito.
Del anotador de la heladera arrancó una hoja en blanco y con lápiz negro escribió: “Lo pasé muy lindo anoche, espero que volvamos a vernos”. La dejó sobre la mesa de la cocina y cerró la puerta del departamento tras de sí; el golpe retumbó en todo el edificio.
Saludó amablemente al portero y una vez en la vereda empalideció de golpe cuando una imagen clara, concreta y real se cruzó por su mente: La mesa de la cocina limpia por completo con una hermosa nota de amor, y una bolsa de supermercado mal oliente!
Ya no pensó, actuó por reflejo. Paró un taxi y fue la última vez que estuvo parada en esa cuadra; y en el radio de 10 cuadras a la redonda.

miércoles, 11 de mayo de 2011

TEresita Tucita- Capitulo 12

Lo sacó de internet. Esos contactos que no se sabe de donde salieron ni porque están en la lista de amigos. Esas personas que nos regala la cybernautica, que no siempre resultan un regalo agradable, pero que según Teresita “por algo llegaron a nosotros y entonces hay que darles una oportunidad”. Al fin y al cabo nunca se sabe en donde puede estar el amor de tu vida, antes se decía que quizás a la vuelta de la esquina, ahora puede ser a un click de distancia…la modernidad liquida.
Estaba ahí latente hace tiempo, pero nunca cruzaban mas que un par de palabras. La cita surgió en una noche de invierno en la que los corazones solitarios se debilitaron por el frio. “¿Nos vemos entonces?”-
-“Dale, pasame a buscar y vamos a tomar algo”- contestó Teresita mientras pensaba “total, una mancha mas al tigre…”
Se vieron el viernes siguiente. Sin preámbulos. De tanto charlar era como si ya se conocieran, lo que redujo el nivel de nervios habitual en Teresita antes de sus encuentros. Sonó el timbre y ella salió a su encuentro de punta en blanco, como siempre. Subió al auto sin pensarlo, lo saludó con un beso en el cachete y se abrochó el cinturón. “No es que te tenga miedo eh…solo para que no nos hagan la multa”.
El puso primera y en pocos minutos estuvieron sentados en un bar, charlando como grandes amigos con un par de cervezas de por medio. Era temprano, como mucho las 10 de la noche, la conversación estaba entretenida y el mozo se encargaba de que la cerveza no falte. “¿Comiste?” preguntó él después de la cuarta cerveza. “No, no, pero no tengo hambre”. (Típica respuesta femenina. ¿Porque será que las mujeres tienden a hacerse las anoréxicas frente a los hombres, aún cuando su físico, no siempre privilegiado, demuestre que esa tendencia no es real?). Teresita estaba aprendiendo. Después de reiterados percances con comida entre los dientes, prefería no arriesgarse. “Yo no cené”- dijo él- “Pero no vale que me dejes comiendo solo”. Ella no cambió de opinión y él se guardó el hambre en el bolsillo. Pidió otra cerveza y siguieron charlando como si nada.
La noche avanzaba, la conversación sorprendentemente seguía siendo dinámica e interesante, y Teresita empezaba a creer que Internet era mágico. “Por algo lo pusieron en mi camino, somos el uno para el otro” pensaba mientras trataba de concentrarse en lo que él contaba, y el alcohol la hacia delirar por su propia nebulosa. Solo volvió en sí cuando escuchó la voz del muchacho que con un tono sensual dijo “ ¿La seguimos en casa?”.
No hubo beso, ni intento, ni nada. Pero la noche se veía prometedora. “Vamos”- dijo ella. Él pagó la cuenta y salieron de la mano.
Subieron al auto y Teresita se abrochó el cinturón. Esta vez no era por la multa. Evitaron los controles e alcoholemia y llegaron, gracias a Dios ( y realmente fue gracias a Dios), a la casa del susodicho. Estacionó en la puerta como pudo, y una vez apagado el motor, miró a Teresita a los ojos y dijo “Perdón”.
-“¿Eh?” Contestó Teresita. “¿Perdón por que?”. Pero él no llegó a responderle; abrió la puerta del auto, asomó la cabeza como si fuera a tirarse debajo de éste, y el sonido y el desagradable y el aroma a cerveza rumiada dieron a Teresita la respuesta que buscaba.
La noche finalmente se ponía negra. Con el estómago vacio bajó del auto, y Teresita se lamentaba mientras él intentaba embocar la llave en la cerradura.
Cualquier dejo de erotismo que hubiera habido en el pasado quedó de lado. Lo acompañó hasta su cuarto y trastabillando logró meterlo en la cama. Si alguna vez se había imaginado jugando a la enfermera con un hombre, la escena había sido bastante diferente. En un rapto de querer compensar, él intentó acercarse a su boca. Ella saltó de la cama, la combinación de etílico y vomito resultaba lo suficientemente desagradable como para negarle un beso al mismísimo Brad Pitt. “Nos vemos otro día, dale?”. Pero él no contestó; dormía como un nene hecho un bollo en el rincón de la cama.
Agarró las llaves de la mesa de la cocina, bajó los 7 pisos en el ascensor, abrió la puerta y la trabó con una de sus botas. Subió con el corazón en la boca rezando que a ningún inoportuno se le ocurriera llevarse el zapato de cenicienta; dejó nuevamente las llaves en la mesa, cerró la puerta del departamento y bajó otra vez los 7 pisos, esta vez rogando que nadie hubiera cerrado la puerta.
Usó su cuota de suerte en ese minuto. Se puso la bota izquierda, dejó que la puerta se cierre tras de si, y se sintió huir como una ladrona a la que esta vez le habían robado de entre las manos, la noche perfecta.

lunes, 9 de mayo de 2011

08-05-2011

Porque la noche no logra acercarte,

ni el dia borrar tu recuerdo.

Porque no pienso perder la esperanza.

Porque aun creo en tu palabra,

aunque no llegues junto al invierno.

Porque el abrazo del pasado ya no alcanza.

Te espero sin esperarte,

te acompaño en la distancia

te uso para mi poesia.

Y en ese afan de inventarte

entre el sueño y la ignorancia,

tu espalda vuelve a ser mia.

Porque no estas, aunque quisiera

y alimentar el amor me lastima.

Por mi: debo alejarme.

Me buscarás en el camino

si tu corazon se anima.

El sabe donde encontrarme.

lunes, 2 de mayo de 2011

2-05-2011

Escúchame.
Al menos un momento.
De todos modos no alcanzaría una vida
para poner en palabras lo que siento.

A veces me fallan las formas,
No lo se manejar,
Lo lamento.
Y el exceso de querer
se traduce en tormento:
Debes saber que cuando digo que te amo
No miento.

Suelen ser los sentimientos traicioneros
No es tan fácil dejarlo fluir,
Cuando te extraño en cada latir
Cuando la ausencia alimenta a los celos.

Escúchame.
Y no intentes comprenderme.
Somos de otro planeta
Yo pienso en naranja, tu en verde.

Pero al levantar la mirada
Vemos las mismas estrellas:
Y no importa de donde vengamos
Si me tomas de la mano
Podemos volar hasta ellas.
Escúchame.
Y no dejes de mirarme a los ojos.
Sobraran las palabras que no diga
Cuando disfrute en tus brazos
Del calor que hoy no me abriga,

Y habrá valido la espera
Si puedo volver a besarte
Así tenga que dejar mi Venus
E ir a buscarte a tu Marte.

sábado, 30 de abril de 2011

Homenaje a Ernesto Sabato

Las hojas doradas forman un sendero
Crujiente y a la vez esponjoso.
Reflejan al sol y ocultan el cielo
Limpio, celeste y hermoso.

No hace frio y el calor no agobia,
Empezaron a emigrar las golondrinas.
EL sol de la tarde proyecta las sombras,
La luna lentamente se avecina

Cae la noche y las hojas doradas
Aùn brillan por cielo y por tierra,
Hermoso otoño que en tus entrañas
La melancolía encierras.

El día triste te rinde homenaje
Tras llorar la noche entera,
tu alma emprende su vuelo,
tu memoria comienza el anclaje.

Solo se escuchan suspiros,
De amor y de desconsuelo,
El escritor y sus fantasmas se han ido.
No hay palabras para el duelo.

viernes, 29 de abril de 2011

Teresita Tucita- Capitulo 11

No tenia apuro. Amaneció con la alarma de la tele y gastó su primera media hora del dia en ver los detalles de la boda Real. Entre el sueño y la vigilia su cabeza paseaba a través de la multitud abultada para ver el espectáculo y ella creía descubrirse a lo lejos llevando un deslumbrante vestido blanco lleno de volados y sosteniendo un ramillete de jazmines cuyo aroma impregnaba la imagen. Los cientos de millones de asistentes coreaban su nombre y Teresita más desinhibida que nunca saludaba a la multitud con la mano libre de ramo, paseando a un lado y otro de su tocado recogido con strass.
El locutor del noticiero anunció la hora y la temperatura y Teresita viajó de Londres a su cama en vuelo directo. Hora de levantarse y devolver el príncipe a su princesa.
“Yo voy a encontrar un príncipe propio” – pensó “HOY, voy a salir a buscar a mi príncipe”.
Se vistió con dedicación y esperanza. Un vestidito corto que dejaba ver gran parte de sus piernas, con un corte arriba de la cintura que remarcaba más aun sus curvas ya pronunciadas por naturaleza. Se planchó el pelo, escondió entre la melena dos grandes aros que brillaban con el reflejo del sol y con un poco de rimmel y rubor se sintió lista para ir en busca de su hombre. Casi como la princesa de la boda real. Casi.
Subió al subte con mucha actitud, controlando el calor que subía por su cuerpo al recibir tantas miradas. “wow, si valió la pena el esfuerzo”- se dijo “ ¡hoy mato!”. Apenas entró se paró delante de un hombre sentado y se tomó con fuerza del pasamano. El hombre la miró un momento de pies a cabeza y no tardó en ofrecerle el asiento. “No gracias, estoy bien”- contestó Teresita que ya no pudo contener la coloración express en sus mejillas. Y con cara de desentendida sacó su reproductor y se abstrajo en el mundo de la música para olvidar el mal trago.
Bajó del subte antes de lo debido, solo por evitar las miradas del hombre que evidentemente, todavía intentaba descifrar si la panza era o no de embarazo. Él no era el único que la miraba, pero el resto debían contemplarla por su belleza, estaba claro. No había pasado horas frente al espejo solo para que le insinúen un embarazo que no tenía ni padre hipotético. Su autoestima había empezado a desmoronarse, pero quedaban todavía los restos de esa fuerte creencia que habían arraigado en su mente desde chiquita los parientes más cercanos: su abuela y su madre que no paraban de repetirle una y otra vez mientras aplastaban sus cachetes lo linda que era. “No pueden haberme mentido, si debo ser una chica atractiva” se dijo, y bajó del subte siendo una vez más el centro de todas las miradas.
Caminó seis cuadras hasta llegar al trabajo. En la cuadra número cuatro, un señor de edad se dio vuelta a su paso y casi tropieza con el cordón de la vereda por mirarla. “Viejo verde”-pensó. Y siguió caminando a paso ligero. En la cuadra cinco pasó por una obra en construcción y lo minimo que le dijeron fue “tu papa debe ser jardinero, para sembrar una flor en semejantes macetas” . Lo tomó como un cumplido, y siguió su andar con la frente en alto.
En la cuadra seis, justo antes de llegar, pasó delante de una puerta espejada y la vanidad del día la llevó a contemplar su reflejo. Al primer vistazo no quiso creerlo, pero le bastó un segundo más para comprender a que se debían tantas miradas.Un gran culo al aire! Debió haber sido cuando fue al baño antes de salir de casa, si, como minimo una hora atrás. Minimo un subte y seis cuadras atrás, que en su ropa interior había quedado atrapada toda la falda del vestido. Al aire libre iba su bombachon de abuela color hueso. Al aire libre sus maceteros gritando a los cuatro vientos por favor Teresita larga los postres! Y ella que iba orgullosa meneando las caderas de lado a lado, creyendo que admiraban su belleza, cuando se estaban deleitando con un show de pseudo nudismo.
Se soltó rápidamente el vestido atrapado y sintió como cesaba el chiquete por la cintura. Como no se había dado cuenta antes!. Apuró el paso más que nunca manteniendo la actitud de siempre.
Ese día volvió temprano a casa, cambió el subte por colectivo para evitar encontrarse de casualidad con las mismas caras que en la mañana. Apenas subió al 59 un señor se apresuró a dejarle el asiento, pero esta vez, sin sonrojarse ni un poco, se acarició la panza y sonrió.
“Dos veces en el día me ceden el asiento, dejemos de lado la causa. Hoy no habré encontrado a mi príncipe, pero me trataron como a una reina”.

martes, 26 de abril de 2011

Teresita Tucita- Capitulo 10

Habían quedado en volver a verse. Lo que no estaba definido era cuándo, y Teresita no esperaba que fuera tan de improvisto.
Salió de su casa apurada como todas las mañanas. Después de postergar el despertador cada cinco minutos durante media hora, saltó al reparar finalmente en el reloj y pasó por la ducha como un delfín. Baño psudo polaco, por no ser tan ordinarios: digamos que pies, axilas y dormitar en la ducha un rato. Una vez “limpita” se disfrazo con la ropa a medio usar que tenia acumulada en la silla: la camisa del lunes con el pantalón del martes, el saquito un poco arrugado del miércoles y, eso si, las medias limpias; el ultimo par que quedaba en el cajón, sus preferidas, tan preferidas que de tanto usar, tenían algún que otro agujero. En fin, demasiado para un jueves.
Se tragó el café con leche de rutina y a punto e cruzar la puerta se acordó de la cartera. Corrió a buscarla y con el mismo impulso siguió corriendo hasta alcanzar el colectivo. Tenia que recuperar la media hora de yapa que le robó al despertador.
Llegó al trabajo algo agitada, con los pelos parados, como de costumbre, y casi en horario. La mañana pasó volando, entre papeles y llamados, se mantuvo entretenida y la cabeza en las cosas mundanas que no hacen más que empujar a las agujas del reloj. Los problemas llovían y el teléfono no paraba de sonar – “Buen día habla Teresita, en que puedo ayudarlo?, -Buen día, habla Teresita, en que puedo ayudarlo? – Buen día habla Teresita…” Cada vez que lo repetía su voz se tornaba mas seria y la propuesta de ayudar menos sincera. Fue como a la vigésima vez que sonó el teléfono a las cuatro de la tarde cuando escuchó su voz al otro lado. Se quedó perpleja. No sabia que tenía su número laboral, es más, ni siquiera esperaba recibir noticias suyas tan pronto. Fue tal la sorpresa que aceptó sin dudarlo la cita que le propuso –“ Ok, pasame a buscar a las siete y vemos que hacemos”. Fue tal la alegría de escuchar su voz que no reparó en la sucesión de tormentos que mas tarde cruzaron su cabeza entre las 4 y las 7.
A las seis desconectó su sistema. Seguía ahí, firme frente al monitor pretendiendo tipear quien sabe que cosas, con una mirada concentrada que reflejaba asuntos importantes, cuando en realidad su mente vagaba entre los deslumbrantes ojos azules que la esperaban a las 7 y sus medias con agujeros. Control- Tab; control-tab. Pasaba con habilidad de la pagina llena de números de Excel a la búsqueda en Google que mostraba literalmente “bares a donde ir en la segunda cita”.
El fue puntual; ella mas que nunca. A las siete cero uno se subió a su Corolla reluciente y dado que él no tenía plan sacó a brillar sus bastos conocimientos e la noche porteña (que el amigo Google acababa de proporcionarle). Enumeró una a una las opciones, con una detallada descripción que había aprendido casi de memoria. El escuchaba sin poner atención y eligió casi por descarte el último de la lista: -“Vamos a Antares entonces”.
A juzagar por su actitud, parecía como si lo hubieran obligado a salir, puso la música fuerte, a un nivel que impedía la conversación, y cuando ella tarareaba las canciones o se sumaba a los coros, el cambiaba el dial. A la tercera vez, Teresita pensó que ya no debía ser casualidad: cerró la boca y no emitió más sonido hasta llegar a destino.
Una cervecería enorme, con elaboración propia y cervezas de todo tipo y color. El pidió un agua con gas. “Hubieras elegido otro lugar si no te gusta la cerveza” objetó Teresita que empezaba a incomodarse un poco mas. –“No, está bien, es que no tomo alcohol. Además no entiendo la gente que toma, no se dan cuenta de que están tragando veneno. Después andan haciendo pavadas y hablando boludeces. No te preocupes, contame más de vos. ”
Teresita dejó pasar el comentario y dándole un trago profundo a la cerveza trato de remontar la situación haciendo un resumen de los puntos mas relevantes en su vida -“Bueno, vivo con mis padres, practico danza moderna y estudio diseño de modas”. Claro, su atuendo del día no reflejaba exactamente el look de una diseñadora de modas, si no más bien de una linyera , pero eso no quería decir que no llevara dentro, muy adentro, una mujercita coqueta.
-“Todavía vivís con tus padres?”- no pareció importarle otra cosa. “Yo vivo solo desde los 18, no soportaría seguir viviendo con mi familia. Si no te vas de tu casa cuando sos joven después te volvés dependiente de tu familia y ya no sabes hacer nada por tu cuenta. Además no tenes intimidad, una cagada”.
Pensó si dejarla pasar nuevamente o levantarse de la mesa y dejarlo pagando la cuenta. Decidió mantener la calma, cosa que le estaba costando horrores. Por suerte llegó la picada y al menos mientras comían tenían excusa para disminuir la charla. Ella probó el queso, después el salame, y mientras untaba el pan con un dip lo miraba hacer lo mismo “Lastima que sea mas salme que el de la picada, porque está mas bueno que comer pollo con la mano”.
Él no se enteraba de nada. Miraba sin disimulo las mesas que los rodeaban y criticaba aquí y allá siempre que podía. Ante la falta de entusiasmo, Teresita se resignó y decidió al menos aprovechar la picada que le daba más satisfacción que la compañía. Casi se atraganta cuando al segundo pedacito de queso que se llevó a la boca, él finalmente se acordó que la tenia en frente y volvió a dirigirle la palabra: -“¿Porque comes tan rápido? Mira que no te voy a sacar la comida de la boca, eh!”. Quizo creer que era un chiste, pero las risas nunca llegaron.
Había pasado apenas una hora. “¿Vamos?”. Dijo Teresita después de pagar la cuenta.
Se subieron al Corolla y él la invitó a pasar la noche en su casa, calculo que por no tener que manejar hasta la de ella. Pese a todo, Teresita lo dudó un momento “Y..si me lo banqué hasta este punto, ¿por qué no hacer un esfuerzo? Por esos ojos azules, si cierra la boca creo que hasta podría disfrutarlo”. De pronto le vino a la mente el recuerdo de su abuela -“Siempre medias y bombacha en condiciones querida, por si tenés un accidente”.
-“No te preocupes, dejame en la parada que me tomo el colectivo”- Le dijo, y el Corolla frenó media cuadra mas tarde dando fin a la cita.
Todos tenemos unas medias agujereadas en el cajón. A veces nos salvan.

lunes, 18 de abril de 2011

Teresita Tucita- Capitulo 9

“Te invito a pasar el día en una isla, es por acá cerca, no podes decirme que no. Te paso a buscar mañana a las 9, te parece?”
Teresita no puedo negarse. Era un buen plan, tenia que reconocer que hacia mucho tiempo no le proponían una cita tan fuera de lo convencional. El dia en una isla…sonaba bien, entretenido, sobre todo era una buena oportunidad para aprovechar el sol en una tarde de primavera.
Le costó decidir el atuendo. Nada era lo suficientemente cómodo para afrontar un día entero en la naturaleza y a la vez lo suficientemente sexy como para una segunda cita. Se decidió por unos pantalones de algodón blancos y una remera de lo más sencilla que no decía demasiado.
A las 9 en punto sonó el timbre. Salió de su casa y buscó con la mirada entre los autos estacionados para ver en cual lo encontraba. Para su sorpresa salió apurado del kiosko de la esquina y se acercó a Teresita corriendo: “Compré chicles para conseguir monedas” le dijo, “vos sabes en donde para el 63?”. También él había elegido el blanco en sus bermudas.
Caminaron unas cuadras hasta la parada mientras él explicaba paso a paso los planes para el día: “Bueno, ahora nos tomamos el colectivo hasta la estación de tren, de ahí será una hora mas y por ultimo la lancha colectiva hasta la isla. Ponele que a eso de las 12 estemos ahí”. Teresita ya sentía la fobia a la isla, con semejante viaje de vuelta, las ganas de aprovechar el sol primaveral se evaporaban a la luz del astro.
El viaje en colectivo fue bastante breve o al menos la conversación estaba entretenida y el tiempo pasaba más de prisa. El había pagado los pasajes, así que Teresita se apresuró a comprar los boletos de tren, creyendo que compartir los gastos la libraba del compromiso de tener que retribuir de otra manera. Boleto en mano se acercó al molinete que llevaba a los andenes. No es que Teresita viajara demasiado seguido en tren…se paró frente a la maquina y la observó desafiante, intentando descifrar en donde meter el boleto para que el molinete finalmente girara. La maquina no parecía tener ranuras. Ella no reparó en la cantidad de gente que se giraba para verla, tratando de comprender que era lo que buscaba en el molinete. El la miraba atónito sin reaccionar del todo; si hubiera comprendido lo que intentaba hacer la hubier ayudado. Teresita seguía con la vista fija en la maquina, vió un cartel que decía “apoye aquí su tarjeta y dudosa (el boleto no parecía tener ninguna banda magnetica) lo apoyó. Total con probar no perdia nada, y ese molinete estaba haciendo todavía mas largo su periplo hasta la isla. Nada sucedió, como era de esperar. Sumida en una profunda vergüenza por no poder contra una maquina tan básica, Teresita levantó la mirada en busca de auxilio, con los pómulos rojos de la vergüenza se giró lentamente, y entonces descubrió la puerta abierta de par en par que se hallaba a su lado. El le hacia señas de que se apure con un pie arriba del tren.
Pasaban las estaciones, pasaban los vendedores ambulantes, pasaban lo minutos y no parecían llegar a ningún lado. Bajaron en la última parada, orgulloso del plan que había organizado él guiaba la excursión con paso acelerado. Teresita lo seguía casi trotando, feliz de haber optado por zapatillas y no tacos.
A medida que se acercaban al agua, los mosquitos empezaron a dar el presente. Es cierto, más que mosquitos parecían elefantes voladores, pero Teresita jugaba a karate kid intentando atraparlos, mientras su compañero tiraba piñas para todos lados con cara de miedo. Empezó a sentirse el hombre de la pareja.
La lancha colectiva era para 20, pero solo estaban Teresita y su cita. El viaje transcurrió en calma, el agua estaba mansa y apenas si se mecía la barca levemente. Ella disfrutaba del sol en las mejillas y la brisa de mar que revolvía su pelo. El se aferraba con dos manos al asiento como si estuviera en una montaña rusa.
Llegaron finalmente a destino, casi como estaba previsto, alrededor del mediodía. La isla parecía desierta, salvo por los mosquitos que seguían acechando al muchacho mientras el reboleaba los brazos como un locomia.
Se sentaron a tomar algo en un barcito que asomaba a lo lejos. El día estaba increíble, el sol brillaba como nunca y sin rajar la faz de la tierra. Pidieron dos porrones de cerveza que llegaron en seguida (no había mas nadie que atender en aquel sitio) y Teresita le dio el primer sorbo sin pensarlo. El dudo instante, miró a su alrededor y luego le encargó al mozo que le trajera un vaso.
Lo dejó invitar el almuerzo aunque no estuviera del todo convencida. En medio de la charla un perro se acercó a la mesa en busca de una porción de pizza y él saltó en su silla como si hubiera sido un león hambriento. Teresita le acariciaba la cabeza, el perro despedía un largo hilo de baba pegajosa y él se esforzaba por disimular una cara de asco que nunca pudo esconder.
La vuelta fue aun más trágica. La lancha colectiva ya no circulaba por falta de gente, por lo que tomaron un “taxi acuático”, es decir: una lanchita que podría haber sido en otra vida un cajón de verduras, cuatro tablitas clavadas y un motor de la prehistoria. De solo verlo Teresita se preguntaba como haría para flotar y su compañero se persignaba en cada paso que daba hacia el muelle. Intuyo que habrá estado maldiciendo el momento en que planeó la salida, pero era demasiado tarde, nada apodia ser peor que quedar varado con los mosquitos y el león hambriento.
Subió al bote casi temblando y no emitió sonido en todo el trayecto. La lanchita surfeaba las olas y su estomago estaba a punto de originar un tsunami. Teresita se sentía Pokahontas en su versión mas metalera mientras cantaba a los gritos para ganarle al sonido del viento.
Para reivindicar su condición de caballero la acompañó a la casa. Eran las 10 de la noche cuando llegaron y pese al cansancio del día, Teresita se veía venir la interminable despedida y el beso de cierre que pagara el almuerzo. La charla se estiraba poco a poco, no quería hacerlo subir, pero tampoco parecía que el final fuera inminente, por lo que ella decidió tomar asiento en el escalón del hall de entrada. “Sentate”- lo invitó, como para compensar lo descortés de no hacerlo subir a su casa y dejarlo una hora mas parado en la puerta. “Esta bien, no te preocupes, no quiero que se me manche el pantalón blanco”- respondió.
Teresita se paró arrastrando lo menos posible sus babuchas por el suelo. Tarde; ya estaban gris oscuro, pero eso no le quitaba el sueño. “Que tengas buenas noches” le dijo, mientras le daba un beso en la mejilla que no pagaba ni los chicles de la mañana.
“Vos también, la próxima te invito al cine”.

domingo, 17 de abril de 2011

17-04-11

Por favor que no me deje de querer

porque no quiero dejar de quererlo.

Si su cuerpo olvida la atracción

que ejerce sobre mi cuerpo,

y sus labios

olvidan la textura de los mios….

estaremos perdidos.



Que no muera el ayer

sin dejar huellas.

Que brillen siempre las estrellas sobre el mar

para marcar el final de un día menos.

Porque el tiempo me logra lastimar,

con su paso lento,

con su vacilar…

No lo quiero dejar de querer,

no lo puedo dejar de buscar.

Teresita Tucita Capitulo 8

Teresita se fue de vacaciones. Y si, le tocaba, después de un año entero de fracasos amorosos, más que vacaciones del trabajo, unas merecidas vacaciones del sexo opuesto.
Armó sus valijas y partió rumbo a México: playa, sol, un buen libro y mucha tranquilidad. Sola, por el momento: sola.
Llegó a Playa del Carmen y después de mucho caminar con la mochila a cuestas, encontró un hostel lindo, bonito y barato donde pasar la noche.
Una vez que tuvo cama propia, tiró al piso todos los bártulos y salió a dar una recorrida por el lugar. El sol se estaba poniendo pese a ser las 6 de la tarde, y la gente volvía de la playa dispuesta a guardarse por un rato para salir luego a buscar la fiesta. Teresita se dispuso a buscar un lugar en donde comer algo para volver a la cama temprano y recuperar todas esas horas de sueño perdidas en el vuelo.
Caminó por la avenida principal de una punta a la otra. No una, ni dos, ni tres…habrán sido unas 7 u 8 veces. Las 6 de la tarde le resultaban un poco temprano para cenar, había que hacer tiempo, y además no encontraba ningún lugar apropiado. A veces estar solo de vacaciones no es sencillo; no quería sentarse en un restaurante sola y mirar la pared mientras engullía como un animal, ni estar rodeada de puras parejas, ni sentirse acosada por puras miradas masculinas. Elegir el lugar resultaba más difícil de lo que había pensado.
Pasaba por decima vez aquella esquina, mientras pensaba que quizás, Cancún no fuera el lugar apropiado para ir solo de vacaciones: no parecía haber solitarios rondado en la noche. Finalmente se decidió por un bar que rebalsaba de gente, al mejor estilo yanquilandia, con un plasma de 42 pulgadas que la mantendría entretenida y una amplia barra donde ejercitar sus cuerdas vocales después de tantas horas de silencio. La multitud de gringos a los gritos la hacían sentirse acompañada.
Pidió un plato de chiles rellenos y se encargó de que el Barman le jurara por su vida que no eran picantes. Mientras el juraba sobre su tumba, ella se concentró en sus ojos oscuros (casi tan oscuros como su piel tostada por el sol….bueno si, quizás un poco mas tostada que lo aconsejado…). Y cada vez que el repetía la palabra “picante”, ella le agregaba un poco de condimento a los ratones del bartender mexicano.
No pasaron ni quince minutos, y Teresita tenía en frente un plato gigante de chiles rellenos y un desafío para la noche: conquistar al morocho.
Palabras van palabras vienen, sacó a relucir todos sus encantos. Se acariciaba el largo pelo mientras discutían sobre bebidas y elogiaba sus habilidades profesionales.
Cuando uno no conoce en absoluto a quien tiene enfrente, los temas de conversación abundan, así que entre trago y trago, mientras el iba y venia despachando Coronas y batiendo Margaritas, se tejió una conversación fluida. Teresita sonreía constantemente, fingiendo una timidez que no la caracteriza y mordía los chiles con la sensualidad de toda una vedette.
El no le quitaba los ojos de encima. De punta a punta de la barra sostenía su mirada y buscaba nuevos temas para seguir conversando en los próximos minutos libres. Sus miradas revelaban un interés en común; pese al cansancio del viaje, Teresita planeaba como sería la cita con su muchacho una vez que terminara el turno en el bar. Daban apenas las 11 de la noche, pero el sol se había escondido a las 6 y ya parecían las 5 de la mañana. “Y bueno, si esperé hasta acá, puedo esperar unas horas más, vale la pena si consigo mi desafío”- pensó.
Se levantó al baño y con movimientos sutiles recorrió todo el pasillo. Sabia que él la miraba fijo mientras se alejaba. Manejó el vaivén de sus caderas con destreza y lo mantuvo hipnotizado hasta que cruzó la puerta. Se sentía satisfecha. Parada frente al espejo se acomodó el escote y el cabello, y saludando a su autoestima sonrió, esta vez sin timidez, dejando ver hasta la última muela. El trozo de chile la saludó desde su reflejo. Justo ahí, entre el molar y el colmillo, rojo y brillante como para no pasar inadvertido.
“Ay no…quien sabe cuanto tiempo lleva ahí acomodado”. Blanqueó su sonrisa con un kit de primeros auxilios femeninos y volvió al ruedo.
Se trepó en la banqueta de la barra, pidió otra agua sin gas y se dispuso a concretar la salida.
Teresita le preguntó por la ubicación del hostal donde se hospedaba, pretendiendo estar todavía un tanto perdida. Para su sorpresa, él no llegó a abrir la boca cuando escuchó una voz que venia de muy cerca de su oído. Se giró para corroborar el origen: la causa de su desdicha.
Sentada a su lado un grandote medio pelado relataba entusiasmado la respuesta a su interrogante. Así empezó y no se detuvo por la próxima hora y media.
“…y apenas das vuelta la esquina allí lo encuentras. Ah! , soy George y tu? De donde vienes? A que te dedicas? Estas sola? Te gusta México? Es tu primera visita? Cuanto tiempo te quedas?” Y Bla bla bla bla. Una larga sarta de preguntas que Teresita respondía amablemente mientras buscaba la ocasión para girarse y seguir hablando con su objetivo.
Nunca hubo un segundo de silencio en que evadirlo. Todo un entendido en la materia, el cuarentón no dejaba espacios en blanco que pudieran dar lugar a la huida. Teresita comenzó a bostezar sin disimulo, mientras pretendía escuchar por no dejar de ser amable y pensaba como hacer para conquistar delante de un conquistador sin herir susceptibilidades. Con el correr de la noche su amabilidad se transformó en furia. Ella que tenia casi todo cocinado…una hora más y estaría caminando por la arena con el camarero. Como fue que de buenas a primeras se encontraba bostezando frente a un cuarentón vervorragico y sin poder evadirlo? Que clase de “conciencia moral” la había atrapado de pronto, que no le daba vuelta la cara y seguía con su rumbo?.
Sea lo que fuere ganó la batalla. Cuando ya no pudo soportar los bostezos Teresita pidió la cuenta y se despidió vencida.
No pudo evitar que el grandulón la acompañe hasta la puerta de casa; el bartender había invitado la mitad de sus tragos.
Primera noche: fracaso 1- Tucita 0

Madurando...

ME encontré sentada en un banco de plaza, con los rayos del sol asaltando mi perfil por la espalda. Prolijamente sentada, con botas y cartera. Con una falsa apariencia de persona seria. Con mas ganas de acostarme en el banco y dormir al reparo del tibio sol del otoño, que de mantener la compostura. Una compostura que no era mia, o que al menos nunca lo había sido y me resultaba tan ajena.
Me vi sombría, distante del mundo. Como si la imagen que mis ojos me regalaban del universo no me hubiera pertenecido. Como si el cielo azul arrebatado de aves y los murmullos lejanos de la gran ciudad me los hubieran contado en tercera persona.
Algo angustiada, ¿Por qué no?. Quizás fuera la propia añoranza de esa Atilia que hoy no estaba conmigo, o la melancolía de años pasados, de zapatillas con agujeros, morral y pantalones a rayas. Tal vez me atormentaban también recuerdos oportunistas, que aprovechando mi día de silencio se colaron en mis pensamientos y me arrastraron a extrañarte. Un combo no deseado, que surgido de las sombras de mis sueños, cobró vida en mi al despertar.
Hace horas que intento poner en palabras esta sensación de agobio que me aturde. No encuentro la forma de hacerlo. Tengo frases guardadas adentro de mí, que no me pertenecen, y que agonizan ya, de tanto tiempo en cautiverio. Palabras que voy dejando morir porque no tienen sentido si no las oye tu mirada, y que además de morir en mi, envenenan mi corazón y lentamente me matan.
Lo que escribo me condena, y es cierto. Pero lo que no digo me mata. Y prefiero vivir condenada a muerte, que morir asfixiada por un “ te extraño” que creció en mi interior hasta hacerme explotar los pulmones.

05-04-11

Creerte podrá costarme,

Como mucho,

La desilusión de mi vida.

Como mucho

Un golpe al orgullo

la pérdida de confianza

un anehlo de venganza

una barca con sueños hundida.

Pero al menos podre culparte

Poner en ti mi tristeza

Y cuando logre olvidarte

Se ira contigo la pena.

En cambio si hoy no te creo,

Yo misma siembro el fracaso

La duda del “que habría sido..?”

Se coserá como sombra a mis pasos.

Y entonces no podré culparte

Por lo que te privé de darme,

Cargaré con mis decisiones

Sin razón para consolarme.

Por eso es que q elijo creerte:

Prefiero el dolor de haberlo intentado,

A la agonía inmimnente

De morir sin haberte amado.

16-04-11

No serà mas que un recuerdo

tornandose gris

y luego azul oscuro.

No dudo que me hara sonreir

por momentos,

y empañarà mi mirada en las noches de verano.

Nada ni nadie podra quitarme

el placer de haberte amado.

domingo, 3 de abril de 2011

3-04-11

Los días solo ven crecer la angustia,
está enfermando,
va a morir,
Y mi sola intención no podrá rescatarlo.

Le temo a tu indiferencia,
Temo perder el corazón
Cuando agotes tu paciencia.

El tiempo se hace amigo del dolor
cuando la ausencia aplaca el calor
que tus besos dieron a mis labios.
Ya no se si asusta mas nuestra verdad
O tus engaños.


Quisiera entender tu realidad
Y suprimir la distancia
que nos impide mirarnos de frente.
Quisiera convencerme
De que eres diferente.

No creo poder perdonar
Si me niegas la oportunidad
de conocer tu futuro y pasado
Y no seré yo quien deje de dar,
O me resigne a intentar
Tenerte de nuevo a mi lado.

martes, 29 de marzo de 2011

Un cuento para Wilson...

Vivian en un mundo paralelo, el mundo secreto de los principes y las hadas. Alli todo era de cuento, claro, pues esa era la funcion de aquellas tierras: recibir a los niños dormidos, para pasear en sueños por un lugar lleno de magia y fantasias.

El mundo de los principes y hadas cumplia esa funcion durante las noches, a veces, muy esporadicamente, un ratito tambien por las tardes, cuando los mas pequeñitos daban un paseo veloz en la hora de la siesta. Cuando no recibian visitas, aquel era un lugar corriente, muy pintorezco por cierto, donde los habitantes iban a la plaza, lavaban sus trajes de nobles, visitaban amigos o iban a conciertos. Un pueblo como cualquier otro.

Habia algunas reglas en aquel mundo distante quer eran claras e iguales para todos. No importaba si eras Rapunzel, Blanca Nieves, Peter Pan o Fiona: en aquel mundo lleno de amor, estaba prohibido enamorarse. Habia quienes habian nacido ya en pareja, claro, por ejemplo Shrek y Fiona; no habia problema con ellos. Pero quien habia llegado alli solo, asi debia permanecer.

En algun punto resultaba entendible. Imaginen a Peter Pan de la mano con Caperucita Roja, muchos niños hubieran entrado en estado de crisis al verlo, pero en este caso ellos no eran personajes famosos, nadie jamas los hubiera reconocido, y no pudieron evitarlo.

El era un principe del cuento de Aladdino (nunca supe bien donde quedaba aquello) pero se que tenia una increible habilidad para la percusion -quizas Africa, Marruecos o Arabia-. Surfeaba por los aires con su alfombra voladora, contemplando todo desde lo alto.

Ella era un princesa polaca de la que nadie sabia demasiado. Se comentaba que habia sido secuestrada por piratas corsarios y viajado alrededor del mundo como su prisionera. Çera por eso que jamas se aferraba a nada, estaba habituada a dejarlo todo de la noche a la mañana. Se la veia pasear por su mundo de fantasia con la maleta a cuestas, por si caia nuevamente en manos de la mafia del mar.

No se como se conocieron, pero si tuviera que describir sus numerosos encuentros tardaria toda una vida. Ya saben como son estos personajes: inmortales.

Quien sabe cuantos años haya durado su romance a escondidas de los ojos del pueblo. Se juntaban a orillas del mar a contemplar las estrellas en silencio, a veces él tocaba los tambores y ella bailaba sobre la arena a su ritmo. Asi pasaron meses, años, tal vez siglos, escondiendo su amor de los ojos del pueblo, de los otros principes y princesas; jugando un juego prohibido.

Los cuentos se seguian escribiendo, y en aquel mundo lejano ya no habia lugar para tanta gente. Los controles de seguridad se pusieron mas estrictos y se aplicaron castigos a cualquiera que rompiera los codigos. La medida mas drastica fue el exilio; la mejor solucion para acabar con la superpoblacion del planeta fantasia. Una vez al mes, a las 2 de la tarde, se juntaba a todos los infractores en la plaza del pueblo. Alli estaba la famosa puerta redonda, que al cruzarla los llevaria directo al planeta Tierra, de donde jamas podrian volver.



Despues de mucho pensarlo decidieron acabar con su agonia. Pusieron todo en juego, lo arriesgaron todo. El Planeta Tierra se veia gigante dede lejos, seguramente fuera aun mas gigante de lo que parecia y no sabian en que parte de el podria “caer” cada uno. No les importó. Sabian que no podian seguir reprimiendo lo que sentian por el resto de la eternidad.

La estrategia resultó casi como lo habian planeado. Poco antes de la noche de Navidad, gritaron su amor a los cuatro vientos y se hicieron ver por las calles besandose y reindo como locos. Unos dias despues, a las dos de la tarde, él cruzó la puerta redonda.

A ella la retuvieron dos años, para que fuera peor el castigo. Después de pasar las terceras navidades sin su principe, atravezó también la puerta.



Solo supe que se criaron muy lejos. Ella jamas conoció su tierra, ni él los pagos de su princesa. Alguien me dijo que volvieron a encontrarse, casi por casualidad, no hace mucho tiempo. Sus almas se reconocieron enseguida, ellos se estar redescubriendo.

viernes, 18 de marzo de 2011

Teresita Tucita Capitulo 7- PArte V (x Oscar Garcia)

"...llevate contigo mis heridas avientame y dejame mientras yo contemplo tu partida en espera de que
EL ESTADO DE INCERTIDUMBRE ES UNO DE LOS PEORES SENTIMIENTOS QUE UNA PERSONA PUEDE TENER, CLARO SI A ESO SE LE PUEDE LLAMAR SENTIMIENTO, PUES UNO SE ENCUENTRA FRENTE A UNA DUDA, SORPRESA O PERPLEJIDAD EN RELACIÓN A UNA DETERMINADA SITUACIÓN, UNO ESTA ENTRE LA CONFIANZA, SEGURIDAD O FE EN LA VERDAD DE ALGO, PERO TAMBIÉN PUEDE AFECTAR NUESTRA CREENCIA, O FE, ESTA NORMALMENTE SE CONVIERTE EN MIEDO O EN ANGUSTIA DE ALGO QUE DESCONOCEMOS Y PERCIBIMOS.

AL SALIR DEL LUGAR EN EL CUAL LLEGÓ A HOSPEDARSE, ÉL SE ENCONTRABA JUSTO EN ESE ESTADO EN EL DE INCERTIDUMBRE Y CON ESE ÁNIMO SE DIRIGIÓ HACÍA SU DESTINO, CON SUS MANOS TEMBLOROSAS Y FRÍAS, UNA Y OTRA VEZ VENÍA A SU MENTE LA PRIMERA PLATICA QUE TUVO CON SU AMIGA, QUE POR CIERTO, SE QUEDÓ SENTADA ESPERÁNDOLO EN EL CUARTO EN EL QUE AMBOS SE ENCONTRABAN, A PESAR DEL MOTIVO Y DE LAS CIRCUNSTANCIAS EN LAS QUE SE CONOCIERON ÉL NO PODÍA NI QUERÍA REPROCHARLE NADA, NO OBSTANTE DE TODO, ELLA SEA HABÍA COMPORTADO A LA ALTURA Y CUMPLÍA AL PIE CADA UNA DE LAS COSAS PROMETIDAS.

EN CADA PASO QUE DABA, MIL ESCALOFRÍOS RECORRÍAN SU ESPALDA, ESTABA A SIETE CALLES DE DONDE SEGÚN SU AMIGA LA ANUNCIADA SE ENCONTRABA, ERA VISIBLE, SUS EMOCIONES ERAN ENCONTRADAS, LO ANTERIOR ANTE LA EXPECTATIVA DE SABER CÓMO ERA LA MUJER QUE ESE DÍA TERMINARÍA CON SUS NOCHES DE ESPERA, ZOZOBRA, ANGUSTIA, E INCERTIDUMBRE, PERO TAMBIÉN ESTABA SEGURO QUE SI REALMENTE ERA A QUIEN ESPERA, CON SU LLEGADA POSIBLEMENTE COMENZARÍA EL PRINCIPIO DE SUS ÚLTIMOS DÍAS.


SIN CONOCERLA, EL SABÍA QUE ELLA ERA EL DILEMA QUE HABÍA ARRASTRADO POR ESTOS ÚLTIMOS AÑOS, Y SI NO ES ELLA?, NO HAY PROBLEMA PODRÍA ESTAR ANGUSTIADO POR MAS TIEMPO, IGUAL LA ANGUSTIA SE CONVIRTIÓ EN SU ESTILO DE VIDA, Y SI LO ES?, QUE MAS DA CONTINUARÍA ANGUSTIADO.

AL IR CAMINANDO RECORDÓ LA PLATICA QUE AÑOS ATRÁS HABÍA TENIDO CON SU AMIGA, DE CÓMO ELLA LE HARÍA SABER, QUE AQUEL MOMENTO EN EL CUAL AHORA ÉL SE ENCONTRABA, LLEGARÍA.

Y como se cuando llegara ese día?, –por eso no te preocupes déjamelo a mí, mira continua con tu vida como normalmente lo has hecho y por ese momento no te preocupes, puede llegar mañana, en un mes o en tres años o en cinco o treinta, llegará no tiene ningún caso que te ocupes de eso, eso déjamelo a mi–, sí pero, lo que yo quiero saber es como me voy a enterar de que efectivamente haz encontrado a la persona que te he descrito, –mira niño eso es mi trabajo, te encontré a ti o no? Cierto, verdad?, pues sí, pero hubiera preferido que no me encontraras y así ahorrarme este rato, –pues agradece a que ahora tu y yo estemos hablando y no que tu estés….–, tranquila compréndeme es solo que estoy nervioso, a decir verdad tengo miedo.

DE UNA MALETA DE CUERO MUY LIMPIA COLOR CAFÉ QUE ELLA LLEVABA, SACÓ UN TELÉFONO VIEJO, DE MADERA TAL VEZ DE UNOS CUARENTA AÑOS DE ANTIGÜEDAD, EL EQUIPO TELEFÓNICO ERA DEMASIADO ANTICUADO PERO BIEN CONSERVADO, TENÍA LA FORMA DE UN CAJÓN PEQUEÑO, QUE EN MEDIO CONTABA CON UN CIRCULO DE PLÁSTICO CON DIEZ ORIFICIOS EN DERREDOR, EN CADA ORIFICO HABÍA UN NÚMERO, CON EL CIRCULO PODÍAS MARCAR EL NÚMERO AL CUAL QUISIERAS LLAMAR, GIRÁNDOLO EN EL SENTIDO DE LAS AGUJAS DEL RELOJ HASTA LLEGAR AL TOPE, Y CON UN RUIDO SIMILAR AL DE UN ENGRANE RODANDO REGRESABA A SU LUGAR DE ORIGEN, TENÍA UN CABLE QUE CONECTABA EL AURICULAR AL PEQUEÑO CAJON, SU MONOFONO TENÍA UNA APARIENCIA DE MÁRMOL, Y CADA QUE DEPOSITABAS EL MONOFONO EN EL INTERRUPTOR HACÍA UN PEQUEÑO SONIDO COMO SI TRONARA UN HUESITO.

–Tómalo, se de la vida sedentaria que llevas, a partir de ahora llévalo siempre contigo estés donde estés, no te angustiare si algún día sonará este teléfono únicamente lo ara por noche, te lo digo para que no estés todo el día a la expectativa de el, ahora que, el día que suene por primera vez, sabrás que el momento que hemos pactado ha llegado, y la segunda vez que suene, prepara tus cosas, por que en la tercer llamada te diré a donde vernos–.

Llegué como siempre hasta la madre del trabajo, ya vivía acá en Quintana Roo, eran tal vez la 1:00 o 2:00 de la mañana por lo que ya era principio del día siguiente al viernes, estaba lloviendo, abrí el cajón sobre el cual se encontraba el teléfono que mi amiga me había regalado años atrás, ahora miraba ese regalo con naturalidad pues los primeros días me daba espanto verlo o siquiera pensar que yo lo tenía, los días, los meses y los años pasaron, ya era parte de la estampa diaria de las recamaras en las cuales llegaba a dormir, por ratos olvidaba para que lo tenía y cual sería su función.


Del cajón, tomé uno de los pequeños puros cubanos que solía comprar en la tienda Sanborn´s, los cuales consumía por que a mi parecer me quitaban el estrés, puse un poco de café a recalentar, y una vez que estuvo listo lo serví en una taza semi-ovalada, la cual es mas grande que el promedio, salí a fumar, no saben que agradable es tomar café y fumar un puro atajándote de la lluvia, tome mi reproductor de música localice el artista, después el álbum y revise cada una de las canciones.

En mi mente no tenía otra cosa más que trabajo, y esos momentos eran el ultimo pedazo de tiempo de las veinticuatro horas, que me dedicaba, no supe con que canción compartir ese rato de tranquilidad, así que una vez localizado el artista, me senté en la banca verde que esta afuera de mi casa y puse mi reproductor en el sistema aleatorio, los primeros acordes de la guitarra con los que comenzaba la canción me sonaban muy nostálgicos razón por la cual decidí dejar que esta avanzara “…Abrazame y muérdeme llevate contigo mis heridas avientame y dejame mientras yo contemplo tu partida en espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi…” dejé que terminara la canción, que horror… que te suceda eso, no me gustaría estar en los pies de quien la compuso, que tendría que pasarte en esta vida para que esa canción te ajuste.

EN UNO DE LOS CHARCOS FORMADOS POR LA LLUVIA TIRÓ LO QUE SOBRABA DE SU PURO, AL CAER EN EL, ÉSTE HIZO EL SONIDO DE LA BRAZA HUMEDECIDA Y SOLTANDO PEQUEÑAS VOLUTAS DE HUMO SE CONSUMIÓ.

Entré a mi cuarto, tomé un baño, y saliendo, sin vestirme, me senté en un sillón a leer a lo más cinco páginas de la “Sombra del Viento”, prendí el ventilador pues el calor húmedo me asfixiaba, soy de tierras frías, al llegar a la pagina seis cerré el libro, me levante y lo dejé sobre una pequeña mesa, estiré cada una de las extremidades de mi cuerpo, despojé las sabanas limpias y blancas de la cama para meterme en ella, el ruido que producía el vuelo las libélulas nocturnas que custodiaban mi refugio me arrulló.
Quedé totalmente dormido.

Lo escuché a lo lejos, “sonó”, en un espasmo de horror desperté y quede sentado en la cama, no ahora, no estoy listo, otra vez no lo estoy, ““sonó”” por segunda vez, mi corazón se detuvo, me levanté no prendí la luz, me quedé mirando al teléfono incrédulo con asombro y miedo, después de tantos años ahora sonaba, de ser una antigüedad, un ornato, se convirtió en la espada que atravesaba mi garganta, recordé las indicaciones como si me las hubieran dado ayer, sabía que seguría, me paré enfrente de el y entre la obscuridad lo miraba con aprensión, deseando que no lo timbrara más.

Por tercera ocasión…. “““sonó”””.

Con un temblor incontrolable que no es provocado por el frio, levante la bocina, era en vano preguntar quien era, yo sabía quien estaba del otro lado, al poner el auricular en mi oído, el silencio se fue postergando poco a poco, se hizo aún más agudo.

CERRÓ LOS OJOS, RECARGÓ SUS DOS MANOS SOBRE EL PEQUEÑO MUEBLE EN DONDE ESTABA EL TELÉFONO Y AGACHÓ LA CABEZA CON LA MAS CLARA SEÑAL DE RESIGNACIÓN.


LA ENCONTRÉ… se escuchó.

martes, 15 de marzo de 2011

Teresita Tucita Capitulo 7- Parte IV (x OScar Garcia)

4:00 am,....... Traeme la noche no puedo estar
Entré al cuarto, pensé en aventar la mochila o lo hice?, no recuerdo, dejé las llaves en la vitrina, prendí la lámpara, y me senté en la cama, vi el cuaderno que llevaba en la mano, fui honesto conmigo, se me ha insinuado tantas veces, que ya perdí la cuenta, además fue un regaló de Olga, la rusa, son las tres de la mañana, mis ojos se cierran, apenas lo abrí quede inconsciente.

Al día siguiente me levanté de un salto, chingada madre, donde esta el otro tenis?, el dinero?, mis lentes? mi reloj……., eran las 13:00 horas, y toda la mañana desperdiciada durmiendo en mi cuarto, quería estar en la puerta de la entrada lo mas temprano para ver cuando saliera la chica del arete, que mas podía hacer, tome mis cosas y furioso conmigo, me fui a playa a dormir más, si, aún mas tiempo del que había dormido.

Todo mí día lo malbaraté en la arena, en una platica después en otra y en otra, la noche nos cayó me despido de mis ahora nuevos conocidos, olvide a la rubia por varias horas, quede de verme con una amiga de origen argentino, en el negocio de renta de ordenadores para el cual ella trabaja, la esperé y al ir a nuestro destino al pasar por uno de tantos bares de la 5ª, una pareja bailaba al ritmo de los sonoros sonidos de la salsa colombiana, recuerdo perfectamente el nombre de la canción (canoa rancha), la diversión la traían en la mirada, en su vida, en el tiempo, en la estancia, en el momento, en la noche.

Él poco cansado, ella sin calzado, mira que daban vueltas en su baile, cualquiera diría que eran una pareja de cubanos bailando, y no lo digo yo lo decía la mirada de cada una de las personas que pasaban a un lado de ellos, cada una de las personas que se encontraban en el bar del cual salía la música que ellos aprovechaban, por cierto dentro de ese bar (todos sentados).

Mira que pequeño es el mundo, era la joven de arete con su ya conocido acompañante, no hubo mayor reacción en mi solo pasé a un lado de ellos con mi amiga y continuamos.

Fuimos al bar blue bay, que esta a las orillas de la playa, la música no puedo negarlo era muy buena, mi amiga no se cansa de bailar, nunca le encontré el botón OFF, me pidió que la acompañara al baño, -vamos anda-, esa chica saluda a medio mundo, repentinamente, nooooo, otra vez ellos dos, en el mismo lugar, si tal cual, mi compañera argentina, se acerco a la ya conocida rubia y se soltó algunas palabras a su oído, - nunca supe que le dijo-, saliendo ella del baño saludo en la mejilla al compañero de nuestra rubia, no la cuestione al respecto, salimos de esa bar y fuimos caminar a la playa.


Caminamos y caminamos, la fui a dejar a su casa (cuarto amueblado), fue una larga despedida, al día siguiente partiría a mi ciudad.

4:00 a.m, al ir en la calle paralela a mi hostal ahora solo, nuevamente los vi, venían en dirección contraria hacia mi, el mi miró, ya no quise dar importancia alguna, total ya me partiría al día siguiente, al irnos acercando, el TOMÓ LA MANOR DERECHA DE ELLA PARA DESPUÉS PASARLA AL OTRO LADO, “…QUE CABALLERO dijo ella...”, alcance a escuchar. Fue la última vez que los ví y que supe de ellos.


Aborde el avión, son dos horas y media rumbo a mi ciudad, un teléfono y la libreta negra fue lo único que no documente, no hay mas distracciones, solo nubes y toda una distancia debajo y enfrente de mi, abrí el la libreta, y comencé a leer…
Último escrito del cuaderno.

“……..AMBOS ESTABAN EN EL CUARTO, EL SENTADO, TENÍA SU CABEZA INCLINADA, CASI ENTRE SUS RODILLAS, CON LAS MANOS ENTRELAZADAS ENCIMA DE SU NUCA, SU AMIGA CAMINABA DESPACIO Y SOLO ESPERABA DAR RESPUESTAS, PERO NO SE ATREVÍA HACER UNA SOLA PREGUNTA. –como estas?–, estoy, aún estoy, –estas llorando?– No, no, son los lentes me cansan la vista, –ya es hora, ya llegó–, se levantó, dio un respiro profundo, de un vaso excesivamente cristalino tomó dos sorbos de agua. Tiene mucho tiempo? –No, a lo mucho dos o tres horas–, como esta? –bien, llegó cansada, fue un viaje largo, muy largo, se le nota en el rostro–, llegó sola? –sí, hable con su amiga, y le pedí de favor que llegará dos o tres días mas tarde, que la convenciera de que se adelantara, tal vez la amiga llegue el lunes o el martes, no te preocupes estará sola–, como es?. LA MUJER LO TOMÓ DE LAS MANOS Y CON UN LARGO SUSPIRÓ LE DIJO. –es casi igual o mejor de cómo me la habías platicado, cuando la veas volverás a creer en DIOS¬, te sorprenderá –, es vieja? –no, para nada–, su piel?, –más blanca que la luna–, su sonrisa? –diamantes caen cuando sonríe–, es alta?, –podrás verla directo a los ojos, que por cierto son, dulces, limpios, sin llanto, del color del olivo–, cabello largo o corto?, –largo, lo suficiente para que tus manos se pierdan en el y color claro, tal y como me lo dijiste como el trigo limpio destellante por el sol–, como se llama? –si te interesa el nombre date prisa y termina con esto–, espera que pasó con el joven? –por el no te preocupes, lleva un tiempo viviendo acá, entre playa del Carmen, Cancún Isla Mujeres, es todo un caso el tipo he, pierde cuidado, no elegiste mal el fue una buena decisión– tengo miedo, –lo sé– han pasado tantos años y no pensé que este día llegara a pasar. –pues si no te das prisa ahora si se te va a pasar–, donde esta? –Ahora esta sentada en un bar,– en un bar? Probablemente, ya este alguien con ella. –no te preocupes, esta un poco fatigada, pero con algo de animo, mi amigo le esta sirviendo de platica, me dijo que únicamente le pidió agua em¬¬botellada, ala derecha de ella un cuarentón que no sabe hablar ingles ni español y en medio de ellos una silla vacía y por los demás hombres no te preocupes hay peleas en el televisor–.

EN LA RADIO QUE ESTABA DEL OTRO LADO DEL CUARTO, SE ESCUCHABA TRÁEME LA NOCHE, DE SODA STÉREO, ÉL ENTRÓ AL BAÑO, SE ACERCÓ AL ESPEJO, ABRIÓ LA LLAVE DEL AGUA, Y DOS VECES HUMEDECIÓ SU ROSTRO, MIRÓ NUEVAMENTE SU REFLEJO MIENTRAS EL AGUA ESCURRÍA, BAJÓ DEL CUARTO EN EL QUE SE HOSPEDABA, QUE PARA QUIEN PUEDA UBICARLO ESTA CERCA DEL BLUE PARROT ANTES DEL BABA LOUNGE BAR, NO LLEVABA MAS INDUMENTARIA QUE SU PALABRA.

MIENTRAS DESCENDÍA Y EN VOZ BAJA Y CON LOS LABIOS APENAS ENTREABIERTOS SE CANTABA“….la espera entre las sombras, dios sabrá por que ya es tarde para volver, igual, Traeme la noche no puedo estar despierto mas sin verla…”

lunes, 14 de marzo de 2011

Teresita Tucita capitulo 7 - Parte III

11:45pm
O
12 menos

De ante mano me di cuenta que lo que estaba apunto de leer eran autenticas remembranzas, vivencias, estos no eran cuentos, ni historias ficticias, ni alusiones futuras, tampoco idealizaciones amorosas, me sentía avergonzado conmigo, pues sabía que si comenzaba a leer cualquier página de aquella libreta estaría entrometiéndome alevosamente en la privacidad del autor o bien de los autores, la cerré intempestivamente y la puse entre mis rodillas, intente distraerme con cualquier circunstancia que pasara enfrente de mi y mira que en Playa del Carmen hay muuuchas circunstancias con las que fácilmente te puedes distraer, tome la libreta y repentinamente me puse de pie, para inmediatamente sentarme, nadie me veía, no tenía porque sentirme mal, además para que escribe uno, para ser leído no es así?.


Me dirigí al hostal, con mi culpabilidad en la mano izquierda, para encontrar la ubicación de mi morada ocasional, para encontrar fácilmente mi destino, tenía que localizar figuras que se encontraban en la intersección de las calles, desde lejos logre mirar que varios chicos y chicas de muy poca confianza que se encontraban enfrente de la escalera la cual tenía que subir para llegar a mi cuarto, camine por lo menos veinte metros, pero la silueta de una mujer distrajo todos mis sentidos, la forma en la que se sostenía, sin poses, sin imitación, sin falsedad, -no estaba sola- era acompañada por el chico de playera negra, hice mi caminata más lenta, en un movimiento completamente intencional la mano derecha del chico acomodó el cabello de ella, y como un flash fotográfico, brillo un arete a la mitad de su oreja izquierda, de inmediato supe quien era.


Al acercarme un poco mas a mi destino junto de donde se encontraba la chica rubia con su acompañante, note que él me estaba mirando por encima del hombro de la joven, él se percató de mi presencia, regalándome una sonrisa sarcástica acaricio su nuca con ambas manos, note que utilizaba lentes, pero creo que eso no fue impedimento para estudiarme de una sola mirada, miro con rapidez mi mano izquierda, mi propósito era acercarme a ellos para lograr ver el rostro de la joven, al parecer el dedujo mi intención, y al yo pasar a lado de ellos dos, con una naturalidad sorprendente y descarada logró que ella siguiera su mirada de tal manera que nuevamente ella me dio la espalda, camine aun más lento, tome la libreta entre mis manos y con el único propósito de dilatar el tiempo para ver el rostro de la joven fingí leer, el se dio cuenta mis intenciones de tal manera que alzó la voz para permitirme escuchar parte de su platica –bueno es una manera de invitarte a pasar un rato en la playa- *la playa es publica no necesitas invitación para ir* ambos comenzaron a reír.


Fue muy claro, él pretendía que yo mediera cuenta de los planes que ambos tenían, no se notaba inseguro, el sabía que tanto yo como la joven nos hospedamos en el mismo lugar, y al parecer no le dio la mas mínima importancia, no quise ser mas obvio y con mucha dilación me dirigía a las escaleras que me llevarían al cuarto, sin intriga alguna el miraba mi mano izquierda, así como lo que llevaba en ella.

Al ir subiendo, la joven del arete me rebaso, fue abierta la rejilla que nos permitía entrar a los cuartos, ella me llevaba cinco o seis escalones de ventaja, repentinamente volteó, simule dejar caer la libreta y no deje ver mi rostro, era mi oportunidad, al voltear me di cuenta que el chico la siguió con la mirada, o por lo menos eso quise creer, pues no dejó de verme, su mirada no era agresiva ni retadora, por el contrario era serena, para no parecer oportunista, busque entre mis bolsos monedas que aparenté perder metros atrás, baje los pocas escaleras que llevaba recorridas, a tres o cuatro pasos de él, fingí buscar las monedas en el suelo, mira que hasta me agaché, y en un gestó de solidaridad el chico me ayudó a buscar algo que bien sabía yo, no había perdido.

Es linda no? Dijo.

Encogí los hombros simulando no saber de que hablaba, su actitud serena me desconcertaba, comencé a buscar nuevamente lo no perdido, y él continuó ayudándome, sentí pena por que alguien estaba tomando su tiempo para buscar algo que nunca existió. –Lo encontré, mira aquí esta lo que se te cayó, cuando ibas subiendo las escaleras detrás de ella, de la libreta que llevas en tu mano resbalo este apunte-.

Me quede frio, pues si bien yo deduje que el sabía mis intenciones ahora estoy seguro que esta enterado, además ni siquiera me di cuenta que se cayó algo de la libreta, -cual es el titulo de tu libro?-, no es libro es un cuaderno de apuntes. –déjame verlo- NO contesté.


Arqueo su ceja izquierda y nuevamente me sonrió irónicamente. –debes apreciarlo mucho o tienes frio en la mano porque hace un rato que no lo sueltas-.


Quise retarlo con la mirada, pero el terminó el duelo entregándome la hoja que dijo haberse caído, no le di las gracias y se la arrebate. Me dirigí por segunda ocasión a la escalera, note que miraba insistentemente una de las ventanas del hostal tal vez esperaba que la chica rubia saliera a despedirse o se quedó con la ilusión de que allí albergaba la mejor sonrisa jamás vista.


Descolgué la llave de mi muñeca, abrí mi cuarto y desdoble el pedazo de hoja que me dio “…Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro. Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo…”

jueves, 10 de marzo de 2011

Teresita Tucita Capitulo 7- Parte II (x Oscar Garcia)

Mi cuerpo me pide ir a dormir, pero es temprano, no puedo ir a dormir estando en Playa del Carmen, (y si detengo a la Rusa) hay no para que todos vean como me grita mejor no, comencé a caminar por la 5ª avenida, en un bar en forma de anfiteatro se proyectaba la pelea de no se quien contra Fitch, cabe resaltar que soy admirador de tiempo completo de las peleas de la UFC, entre una semi multitud, me encontraba en las afueras del bar, dude muchas veces en entrar pues en el no había ni un lugar vacío, mi mirada se proyectó sobre la espalada de una mujer solitaria con cabello rubio, o italiana o francesa o griega, gringa no de eso si estaba seguro, de una de las anteriores nacionalidades debía de haber sido ella, resaltaba un arete a la mitad de su oreja izquierda; a lado de ella un hombre de aproximadamente 40 años de edad, quien dudaba en hablarle, y en medio de ellos dos una silla vacía.


Me retire del lugar para después ir a comprar un café a la tienda CACAO HA, pedí un americano descafeinado, -DESCAFEINADO señorita DESCAFEINADO-, reitere la orden, pues un mes atrás en ese mismo lugar me dieron un café americano completo (el café americano sin descafeinar altera mis sentidos), y quedé mas puesto que un adicto a las pastillas psicotrópicas, lo bueno de ese momento es que había un festival de música electrónica en la playa, y pues aprovechando mi perdida de consciencia, mi momento de alteración y la nube de diamantes resultado de los sorbos de café, sin más ni más me pusé a disfrutar de la electro música sin necesidad de fumar nada de nada, más que saborear mi café con un chingo de cafeína.

-Gracias señorita, esta segura que esta descafeinado?- pagué y me retiré de la cafetería, pasé a la tienda de puros y compré unos cigarros sin filtro, un viejillo cubano que conocí en la isla del ron del puro y de la perdición, me dijo que solo los maricas fuman cigarros con filtro, sea cierto o no, prefiero comprar sin filtro y no caer en apariencias que demuestren lo contrario.

Entre mi piel requemada por el sol, el hambre, mi frustración de la playa y mi poco entendimiento con Olga (la rusa), molesto me dirigí nuevamente al hostal donde ahora estaba hospedado, en el transcurso, el brillo titubeante de un arete logro eliminar todos mis enojos, era el brillo del arete que portaba la misma chica que quince minutos atrás había visto en el bar donde se proyectaba la pelea estelar de la UFC, mi sentido de la oportunidad me empujó a ir donde ella, cabe aclara que nunca vi su rostro pero su porte y cintura anunciaban a una joven atractiva, en una gran bocanada llené mis pulmones de aire, exhalé, di una última fumada, tire mi cigarro (sin filtro) y lo apague con mi pie derecho, sacudí mi cuello, moví mi cabeza en forma circular escuchando el ruido que producía, entrelazándolos troné cada uno de mis diez dedos, me persigné, y fue donde ella, aún seguía vacía la silla que dividía a la chica del cuarentón, todo en mi derredor se detuvo, la gente caminaba en cámara lenta, parecía escuchar cada una de las platicas de todas las personas de aquel lugar, un lente cinematográfico me filmó en 360 grados y captó cada uno de mis movimientos, de mis gestos, de mis miradas, podía escuchar cada uno de los veintiséis puntos dos latidos por segundo que mi rojo corazón producía, entrecerré mis ojos para enfocarla predadoramente, frote mi puño izquierdo con mi palma derecha, y en background pude escuchar una carcajada macabra tenebrosa y lúgubre que mi subconsciente producía, -vengas de donde vengas hoy me conocerás-.


Han visto como queda la pantera rosa cuando inesperadamente es mojada por un balde de agua?

Pues así me quede……


Un chico, poco mas, menos o igual que la estatura de Messi, cabello intencionalmente rapado, pantaloncillos tipo capri o tres cuartos o como quieran llamarle, playera negra que dejaba ver bíceps torneados (y negros) y que a mi primera impresión note que al igual que yo no tomó sus precauciones para cubrirse del sol, y de lentes, se acercó a la chica, a MI CHICA, a la que yo vi primero, a la que por derecho de antigüedad me pertenecía, pues yo la vía antes que él, se acercó a la silla vacía y sin dudarlo se sentó, así como lo leen, yo preparando épicamente el terreno para llegar a ella y este hijo de la chingada, con toda la seguridad y confianza del mundo, se sentó a su lado, llevaba un café, pidió una cerveza y en menos de dos minutos comenzó a conversar con ella……


No, no, no, esto no podía estarme pasando entre mi lentitud con la chica del bar y mi enojo con el ahora nuevo compañero de esta última, ahora sí ya nada podía detenerme iba a golpear al tipo ese, como todo buen macho mexicano que soy, iba a arreglar las cosas a golpes -a chingadazos-, así nada más sin avisar –el motivo?- hablar con la mujer que yo vi primero.

Cuando vi que ella aceptó su compañía, decidí perdonarlo, y retirarme de aquel lugar.


Continúe con mi camino, tratando de olvidar lo anteriormente acontecido, no llevaba nada para distraerme nada, nada mas que enojo y una irritación en toda mi piel, casi con quemaduras de segundo grado, al buscar la llave del cuarto, nuevamente se asomó de una de las tantas bolsas de la mochila que llevo como caparazón, la libreta con forro color negro, recordé a la Rusa como primera instancia, su insistencia en saber quien era Teresita, seguía buscando las llaves, no las encontré y en una arrebato de furia, comencé buscarlas desesperadamente dentro de todas las bolsas de la mochila y empecé a aventar todo lo que tenía dentro de ella, ropa, toalla, sandalias, una sudadera, la libreta, y al recordar que las llaves las tenía colgadas en mi muñeca derecha voltee a mis cuatro hemisferios y me aseguré de que nadie viera mi berrinche y comencé a recoger muy discretamente cada una de las cosas que avente resultado de mi ineptitud y poca capacidad de retención, lo último en recoger fue la libreta negra, la cual quedó en el suelo abierta de par en par, “son estos mis brazos necios que te extrañan tanto”, zas!!! (onomatopeya de una exclamación de asombro), que onda con eso; eran las últimas líneas de un escrito que terminaba una narración de aproximadamente 5 cuartillas, para nada me motivo a leer del contendido de la libreta (pues un hombre como yo no dobla su corazón ante tales palabras), lo que si llamó mi atención fue que la narración y la frase a que hago referencia estaba escrita con una letra que no era la que escribía las historias que le antecedían, esta era letra de un hombre, la caligrafía era muy descuidada pero eso si bien remarcada.


Suficiente, me senté en una banca ubicada metros después del bar donde se encontraba la rubia que se fue con el tipo ese, y lo único que paso por mi mente fue tirarle en voz baja un par de insultos al chico alevoso y burlarme de su calcinada piel, ahora que mi segundo pensamiento fue –y habrá estado bonita la joven del arete?-


Como no tenía otra opción, saque la libreta y desinteresadamente la barajee, como todo mal lector, solo la hojee y comencé a leer de atrás para adelante.
La última historia, estaba seguro la escribió un hombre, la historia no tenía titulo, ni nombres de personajes, era narrada en tercera persona, las últimas líneas decían “son estos mis brazos necios que te extrañan tanto”, Playa del Carmen, la fecha y Toluca, que es Toluca? -No lo se, a la última hoja donde vienen escritas las líneas arriba citadas le fue arrancada una parte, tal vez la parte en que se escribió la última frase, pero como lo había dicho la caligrafía de quien había escrito la última narración no obstante de ser muy descuidada, estaba muy bien remarcada, tanto que en la siguiente pagina quedaron los bordes de lo que al parecer fue el último escrito si miras con detenimiento y un poco de deducción se puede apreciar lo que al parecer dice “ESTÉS DONDE ESTÉS TE BUSCARÉ”.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Teresita Tucita- Capitulo 7 (x Oscar Garcia)

La RusaMe llamo Olga, soy de Rusia y vine solo por cuatro días hoy es el último.



Era linda la mujer que estaba a un lado de mi, quien me pidió que le tomara algunas fotos enfrente de la playa con la salida del sol.



Voy a Cozumel en mi país dicen que es un de los mejores lugares del mundo para practicar el buceo. –No se si sea uno de los mejores lugares del mundo pero de que esta bueno lo esta-. A donde vas?. – Preguntó, su cuestionamiento me resultó demasiado obvio pues ambos íbamos en el mismo ferri rumbo a la Isla de Cozumel, pero no quise ser descortés.



Ya saben cuando estas en un lugar vacacional existen preguntas automatizadas de reconocimiento interpersonal, con un ingles poco fluido me comenzó a dar sus datos personales, localidad geográfica de procedencia, fecha de nacimiento, nacionalidad exacta, gustos personales (musicales, culturales, títulos de libros etc).



Una vez que terminó procedí, a dar un gran trago de agua y comenzó mi turno, mira soy nacido bajo el signo zodiacal GEMINIS así que ya te fregaste por que mi signo dice entre otras cosas que soy bastante complejo y contradictorio suelo ser cortés, cariñoso, amable y generoso. A veces utilizó mis atributos para conseguir objetivos y soy capaz de recurrir a la mentira sin perder mi encanto jajaja, con tal de obtener lo que quiero, mas jajaj, me gusta recibir atención, regalos y halagos (así que apunta la fecha de mi cumpleaños y mi correo). Tengo gran capacidad analítica, así que aguas heee¡¡¡¡¡ me entrego emocionalmente pero rechazó el romanticismo. Tiendo a tener relaciones de pareja cortas porque luego aburre la estabilidad de una pareja, tengo muchos amiguetes y pocos buenos amigos. Haaa eso si, dicen que soy buen tertuliano. Al parecer de tolo lo que dije, se quedó en géminis.



Embarcamos en la isla, pensé en seguirla continuar con la platica que tuvimos en el trascurso a la isla, pero la desesperación por no entender su ingles-ruso, me ofusco durante un rato, parecía que me estaba gritando todo el tiempo (toda la gente me miraba con condescendencia) cuando realmente ella trataba de esforzarse por hacer mas amena la conversación, no se como pero nos perdimos, ya no la vi y supongo que ya no me vio, y no hice el mínimo intento por encontrarla.



Mi hambre me gritaba con furia, me dirigí a buscar el mercado municipal y al encontrarlo opte por poner en práctica uno de los pecados capitales y entonces comencé a comer como un troglodita en competencia, tenía ya un buen rato desde mi estancia en Cancún que no comía de una manera tan deliciosa, bueno eso me parecía a mi, por que al parecer los comensales que me rodeaban pensaban distinto pues note que me miraban de una manera bastante rara casi con miedo, no le di importancia alguna.



Después de pagada la cuenta, me dirigí emprender mi nueva aventura comenzando con la renta de un motocicleta, tenía en mente la nueva motocicleta de Harley Davidson 883 boxter 2011, con un chingo de caballos de fuerza, negra mate, que cuando lo encendiera pereciera un toro de lidia enfurecido, mi segunda opción era la muscle Stone 1200 centímetros cúbicos, que si la anterior tenía caballos de fuerza, esta tenía elefantes rabiosos, sabía que me iba a costar trabajo dominarla pero eso no sería impedimento alguno para mi, porque si no lo había dicho soy mas macho que Pedro Infante, Wolf Rubinsky y cualquier marido golpeador que conozcan.



Después de una búsqueda frustrada de mi motocicleta idealizada, me vi conduciendo un motoneta color rojo deslavado mas vieja que un taxi cubano, le servía solo el freno delantero, la llanta trasera estaba desinflada, tenía un gran agujero donde deposas los pies, no servía el claxon, no tenía espejos retrovisores, con poco menos que dos vasos cuberos de gasolina, cada cinco cuadras se apagaba y para colmo en lugar de hacer el ruido inconfundible de una Harley Davison, parecía que llevaba un panal de abejas detrás de mi, chaaaaa.



Después de esto me fui en busca de mi playa ideal, ya estaba en la isla correcta, tenía la ubicación, el nombre, el vehículo, la panza llena, las ganas, y…….



La Rusa, la Rusa se acordó de mi nombre y comenzó a gritar Oscarrr Oscarrr (así se pronuncia mi nombre en ruso), supe que era ella sin verla, obvio por el acento mandón y altanero, me puso contento verla, intercambiamos planes respecto de nuestro destino en Cozumel, ambos eran completamente diferentes, mientras yo quería estar donde estaba la playa turquesa que tanto había anhelado ella quería bucear, le comente que yo no podía bucear porque el gobierno de mi país me lo tenía prohibido, ya que un año antes al estar buceando al atacarme un tiburón ballena lo tomé por la nariz y lo mate de un cabezazo, claro en defensa propia, ella quedó asombrada ante mi declaración y al parecer entendió que yo no podía ir a bucear a donde ella por lo que había hecho, la realidad y lo que ella no supo es que yo no se nadar y esperarla hasta que emergiera me iba a ocasionar un gran aburrimiento, es por eso que le tuve que inventar una inocente mentirita, por segunda ocasión nos despedimos.





Diez, veinte, treinta minutos, manejando, una hora, dos horas, dos horas y media manejado y no encontré la estúpida playa, me quedaban aproximadamente de cuatro a tres horas de sol, estaba encabronado, como era posible que alguien como yo, no pudiera encontrar una playa entre tanto mar.



Si hubiera querido encontrar la playa mas fea no la hubiera encontrado, deberás, pero la encontré, me vi tomando el sol por mas de tres horas, en la playa mas pinche, bueno ni las playas de Acapulco están tan feas, de haber sabido que la situación iba a estar así, pues tomo el sol en la calle mas enlodada de México, Distrito Federal.



Tome mi moto, con su respectivo panal y con la llanta aún más desinflada, y fui a comprar mi boleto de regreso a PLAYA DEL CARMEN.



Perdí todo un día, buscando una playa que nunca supe si existió.

Algo no andaba bien, las personas me miraban raro, yo me sentía raro, me sentía con algo que diez horas atrás no tenía, ME CARGA LA CHINGADA, no tome mis precauciones, me expuse al astro rey por mas de ocho horas, sin protector, sin casco, sin una gorra, sin una sombrilla, sin palmera alguna, no me puse nada, miren que doy gracias a que migración no me vio por que sino me hubiera deportado a alguna aldea de Mozambique o Zimbabue, señor con la pena el mundial de Sudáfrica se acabo regrésese, ni las palmas de las manos las conserve de mi color, días atrás una mujer me dijo -no tienes color definido de piel para mi es como una piel aceitunada- guau, nunca me habían dicho algo así, y ahora continuaba con eso de la aceituna en la piel pero ahora como aceituna negra.



What happen whith you? La Rusa mi fiel y aguantadora amiga, iba de regreso en el mismo barco que yo, -el destino- que mas que mas puede ser sino el destino que me unía con ella nuevamente, pero a diferencia de mi ella estaba mas que feliz con el tour que se aventó en Cozumel.

Haber mi linda rubia vamos, por pasos, y comencé, donde esta tu hotel, con quien vienes, cuando te vas, vas a cenar, te caigo bien, como te fue, bla bla bla bla……





What do you think about the argentines? me preguntó. –argentinos?- Pues…y eso que tiene que ver con nuestra platica –answerrrr- me dijo, pues nada que juegan bien al fut, que tienen buenos músicos, que todos absolutamente todos se siente orgullosos de su país o por lo menos de su capital, que tienen buenos vinos y que puedes encontrarlos en casi cualquier parte del mundo ja…. A mi me caen muy bien, he conocido un montón de ellos y son muy amables, le dije, por que? le pregunte. Tell me more about of them, contestó, - mmmm. Messi es buen jugador, yo apoyo a estudiantes de la plata, me gusta como canta Gustavo Cerati (o cantaba no se que ha pasado con el), la versuit, los autenticos, los fabulosos, Andrés Calamaro, -dime más. Borges, Eva Perón, Gardel, Quino, el Che Guevara, Fangio Piazzolla, hay ya que mas quieres saber?





Who is TERRESITA? (pronunciación rusa del nombre en diminutivo de Teresa), lo único que se me vino a la mente es la Santa Madre Teresa de Calcuta, nou nou nou nou, i know her.

Mira mija ya estoy desesperándome mejor pregúntame de mexicanos Hugo Sánchez, Pancho Villa, el Sub comandante Marcos, los Mayas, Aztecas, Pedro Infante (Olga por cierto ya te dije que soy mas macho que Pedro Infante?) del Chavo del Ocho, Octavio Paz, Diego Rivera, etc… de ellos estoy seguro que te puedo hablar mas.

Whooooo issssss Terrresitaaaaa?





Llegamos PLAYA DEL CARMEN, la rusa seguía bien intrigada por Teresita, y al momento de preguntarme nuevamente por TERRESITA, sacó de su bolso un cuaderno de apuntes personales, color negro, con hojas color blanco casi un ciento de ellas y muchas de estas con escritos plasmados en tinta, no le tome la menor importancia ninguna deberás. Olga y yo caminamos aproximadamente tres horas entre café y platicas que mas que platicas parecían reproches de su parte (por el acento), nos despedimos, -i dont know how speak spanish take this book, you must understand all the lines-. Me dio las Gracias. Incline la cabeza entre mis manos tome las suyas, y me retire del ADO.

Tengo una mochila de viajero, oakley color negra (casi del tono de mi ahora nueva piel) con más bolsas que un chaleco de reportero de guerra, me ha salido rebuena, antes de colgarla a mi espalda gruesa y fuerte, metí la pequeña libreta dentro de ella, esto sin darle ni una hojeada y nuevamente comencé a caminar por la 5ª avenida, 7:30 pm.